Cristóbal Dobarro | “No podíamos permitirnos el lujo de estar cada uno haciendo la guerra por nuestra cuenta”

El presidente de Cofer afronta con “optimismo” los retos que la organización tiene ante sí tras lograr la unidad empresarial, un objetivo cumplido que, dice, ha sido posible gracias “a la generosidad de todos”
Cristóbal Dobarro |  “No podíamos permitirnos el lujo de estar cada uno haciendo la guerra por nuestra cuenta”
Cristóbal Dobarro es el presidente de la asociación de empresarios | D.A.

Cristóbal Dobarro puede presumir de haber conseguido la unidad empresarial en Cofer tras la reciente integración de AEF. Ha sido, explica, un camino largo en el que “hemos tenido que hacer las cosas con tacto y sin prisas para que nadie se sintiese incómodo en el proceso”. La organización empresarial comienza, pues, una nueva etapa.

 

La integración de la Asociación de Empresarios Ferrolterra en Cofer era un objetivo colectivo. ¿También personal?
Sin duda. Cuando accedí a la presidencia de Cofer, uno de los objetivos importantes era lograr la unidad empresarial y lo era también de todos los empresarios de la zona y, en consecuencia, de toda la sociedad porque en una comarca como la nuestra, en la que hemos vivido momentos tan malos, que hemos sabido sobreponernos siempre a la adversidad y que hemos tenido que luchar contra viento y marea, no podíamos permitirnos el lujo de estar cada uno haciendo la guerra por nuestra cuenta. Y, sobre todo, cuando en las cuestiones importantes había una gran sintonía entre todos. Venimos trabajando en ello desde hace tiempo y esperamos que en 2025 se refuerce más y se sumen incluso algunas asociaciones más como socias de Cofer. La integración de AEF conlleva que tengamos más capacidad, presencia y recursos para poder utilizarlos en beneficio de las empresas.

 

Teniendo en cuenta este contexto favorable para la economía de la comarca, ¿cuáles son los propósitos de Cofer? 
El primero, que las empresas se sientan representadas por nosotros, que sientan que hay una voz institucional que habla por todos, desde el autónomo hasta las grandes empresas. Para eso, en el día a día tenemos que ser coherentes y escuchar mucho, no ser un verso libre de lo que piensa el empresariado que está en el día a día. En Cofer hay mucha gente y la opinión que damos tiene que ser reflejo de lo que piense la mayoría. Por otra parte, debemos cumplir con nuestras obligaciones en las relaciones institucionales y con las distintas administraciones públicas para que en las áreas de promoción económica o empleo la colaboración sea lo más positiva posible y que vaya en la línea que los empresarios entendemos que es buena para nuestro tejido productivo y nuestra comarca.

 

¿Cómo tiene que ser esa relación? 
Tenemos buena relación con la administración desde siempre, con todas y de los distintos colores que ha habido, tanto a nivel local como autonómico y estatal. Es nuestra obligación que las relaciones sean buenas. Independientemente de las ideas que tenga cada asociado, Cofer debe ser representativa de todos los intereses y apartidista, pero sí participar de la política, colaborando, planteando a los partidos consensos para que determinados proyectos salgan adelante. Apostamos por una colaboración estrecha y por plantear las iniciativas que creemos que van a beneficiar al desarrollo y crecimiento de nuestras empresas. Creo, además, que en general la mayor parte de las cuestiones que planteamos son compartidas por las administraciones.

 

¿Cuáles deben ser las apuestas precisamente de las administraciones a corto plazo?
Hay varias en las que tenemos que trabajar de la mano de la Administración. Uno es la burocracia. Ahora mismo hay proyectos empresariales importantes en la zona que dependen de fondos europeos, decisiones administrativas, autorizaciones... Si, por lo que sea, ese ritmo de trabajo no va a la misma velocidad que la programación empresarial, corremos el riesgo de que alguno de esos proyectos no se conviertan en realidad. Es decir, pedirle a las administraciones máxima agilidad, máxima diligencia y máxima preferencia para que estos proyectos, que son estratégicos, salgan adelante. Sabemos que se está trabajando para que así sea y que no es fácil. Otro de los temas que nos preocupa es la falta de mano de obra cualificada. Pedimos que se adopten medidas para formar a gente de la zona y para poder atraer talento. Habiendo una tasa de paro importante, aunque cada vez más pequeña, lo primero es que el máximo de personas de nuestra zona se pueda integrar en el mercado, pero tampoco tenemos que ver negativamente que venga gente de fuera porque para que nuestra población crezca tiene que ser así.

 

¿Y en materia de promoción económica? 
Tenemos que dar a conocer nuesta zona fuera. Muchas veces somos un poco contradictorios: a veces muy negativos y muy críticos y a veces pensamos que aquí se descubrió la pólvora. Ni una cosa ni la otra. Ferrolterra es una comarca con muchísimos recursos, vivir aquí es una suerte, tenemos muchísimas posibilidades, pero el mundo no empieza ni acaba aquí. Cualquier producto que quieras vender en el mercado hay que comercializarlo y, cuando uno viaja, se da cuenta de que  fuera no saben dónde está Ferrol ni qué sabemos hacer ni las posibilidades que tenemos. Por eso hay que vender comarca. Todo esto se relaciona con el turismo, pero también es cierto que nos queda camino por recorrer en mejora de las infraestructuras, en capacidad para dar respuesta a las expectativas que podamos generar... Nuestras virtudes las sabemos, pero también hay cosas que tenemos que mejorar y hacer la zona lo más atractiva posible. Para poder crecer en el sector industrial, necesitamos gente que venga y para ello tenemos que “vender” nuestro territorio.

 

¿Cómo va a ser la relación con los sindicatos? 
Nuestra relación con los sindicatos es magnífica; también es cierto que mi papel en este caso es fácil, en el sentido de que Cofer no negocia los convenios.Nuestro papel tiene que ser el de facilitar las relaciones sociales en la medida de lo posible. Evidentemente, cada uno tiene que defender sus intereses, y así lo establece la Constitución. Es nuestra responsabilidad. Al final, todos queremos lo mismo: que la comarca vaya lo mejor posible, crecer, que haya más oportunidades en general y unas condiciones de vida mejores para todos. Por ejemplo, no estamos en contra de que haya incrementos salariales, pero la cuestión es cómo hacerlo. 


Hay que mantener un equilibrio de ingresos y gastos para ser competitivos y, si se suben los salarios, tendrá que repercutirse en el precio del producto y ¿cómo va a responder el mercado ante eso? Al final, no somos tan distintos, cada uno desde su posición. No solo respeto a los sindicatos, sino que la relación personal es muy buena y, con los que he tenido más trato, tengo ya una relación de amistad. Y así tiene que ser; tiene que haber entendimiento y tratar de ponerte en los pies de la otra parte. 

Cristóbal Dobarro | “No podíamos permitirnos el lujo de estar cada uno haciendo la guerra por nuestra cuenta”

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