Cada vez que un gran temporal llega a nuestras costas, como acaba de ocurrir hace solo unos días con Kirk, es inevitable que muchos hagan un viaje en el tiempo de cuarenta años hasta retrotraerse a la llegada del huracán Hortensia. Han pasado 40 años ya de la llegada de esta profunda borrasca y son muchos los que recuerdan a la perfección aquel temporal, al que siguieron muchos otros, y lo precedieron también (el de febrero de 1941 generó el mayor temporal de viento documentado instrumentalmente en España), ya que no fue el primero que nos castigó, pero sí que fue el primigenio que se anunció con la antelación justa para que tuviera a la población en vilo muchas horas. De hecho, el frente tardó más de 12 horas en llegar desde el momento en que se había indicado desde los servicios de meteorología, tanto que fueron muchos los medios de entonces los que en sus portadas colgaban la información de que finalmente el temporal no había sido para tanto. Si bien es cierto que después tocó sacar nuevas informaciones en las que, ya sí, se hablaba de los daños, que fueron muchos y de las víctimas.
Los niños no fueron a clase ese día. “Yo creo que lo recordamos porque nos dejaron en casa y no hacíamos nada más que mirar por la ventana, y no llegaba el huracán, ese fenómeno que pensábamos que era más propio de otras latitudes y que aquí no llegaba y no se hablaba de otra cosa, al final, no fue para tanto”, explica Fátima Calvo, vecina de Perlío que tenía entonces nueve años de edad.
Al anunciar con tanta antelación la llegada del frente se pudo organizar con mucho tiempo un dispositivo de emergencia inédito hasta la fecha elaborado de forma conjunta por la Xunta de Galicia y los cuatro gobiernos civiles. A la suspensión del colegio se sumó el amarre total de la flota y el corte de las comunicaciones por carretera, a excepción de algún servicio. Sin ir más lejos, el Ter Ferrol-Madrid debió interrumpir su viaje en Perbes, donde quedó estacionado.
Hortensia se dividió antes de llegar a la costa de modo que eso le restó algo de virulencia. Asimismo, el dispositivo especial se activó a las 17 horas del día 3 de octubre, si bien su incidencia no se empezaría a sentir hasta la madrugada, a partir de las cinco. Sobre las nueve de la mañana empiezan a conocerse sus devastadores efectos en la costa, un muerto en A Coruña, embarcaciones dañadas, accidentes varios, desprendimientos, árboles caídos, derribos de casas y postes del tendido eléctrico tumbados. En edificios como el de el Ideal Gallego, situado en Pocomaco, en A Coruña, también sufrieron los efectos de esta gran borrasca y precisaron la intervención de los bomberos para retirar partes del tejado que se habían desprendido por la fuerza de los vientos. Pero hubo familias que tardaron semanas en recuperar el servicio eléctrico en sus viviendas. No fue hasta las diez de la mañana del día 4 que la borrasca empezó a remitir en Galicia y siguió su camino hacia Francia y Países Bajos, donde también provocó graves daños.
Los medios de comunicación de la época hablaban de que en la estación de Monteventoso en Ferrol el anemómetro llegó a mantenerse durante más de una hora a 160 kilómetros por hora, su límite máximo. Esto quiere decir que seguramente se superó esa fuerza, pero no pudo medirse.
Así, la llegada del Hortensia marcó un antes y un después en la sociedad en general, ya que fue desde aquel día cuando se empezó a tener muy presente la importancia de las predicciones meteorológicas, la necesidad de que se realice un estudio minucioso que permita, como entonces, alertar a la población tan pronto como sea posible. No obstante, por aquel entonces la antelación mostrada por las autoridades para anunciar su llegada no estuvo exenta de críticas, ya que durante las primeras hora reinó el excepticismo sobre las medidas desplegadas que parecían muy sobredimensionadas.
El motivo por el cual Galicia recibe un número de profundas borrascas atlánticas tan importante es por su situación geográfica, a merced de la llegada de fuertes temporales marítimos y de viento.
Estos frentes adversos, calificados muchas veces como huracanes, no lo han sido realmente, ya que solo hay constancia hasta la fecha del alcance de ciclones extratropicales que generan vientos huracanados, de ahí el hecho de calificarlos como tal. El propio Hortensia sí que fue un huracán de categoría 1, pero eso ocurrió a su paso por Bermudas y once días antes de llegar a Galicia. Una vez aquí, se convirtió en tormenta tropical y se encontró en su camino con un chorro polar y una baja extratropical produciéndose lo que hoy se conoce como ciclogénesis, esas que desde Klaus también tenemos muy presentes.
Los expertos aseguran que fenómenos de este tipo, aunque poco frecuentes, suelen producirse en intervalos de varios años.
Otro gran temporal que hizo que muchos rememoraran al Hortensia en la zona fue el Klaus, que azotó nuestra costa en enero de 2009. Con este fenómeno conocimos una nueva denominación, la de ciclogénesis explosiva. Una palabra que daba mucho miedo y que asustaba bastante más que huracán aunque en esencia vienen siendo sucesos similares, con su propia idiosincrasia. La explosiva es una borrasca especialmente profunda, una ciclogénesis que se intensifica de forma extraordinariamente rápida y se forma al chocar masas de aire diferentes en cuestiones de humedad y temperatura. A estos fenómenos se les conoce también como ciclones extratropicales. Esta llegó a la zona a última hora de la tarde y provocó que el mar llegara a encharcar a los vehículos que pasaba por el puente de As Pías.
“Recuerdo salir de trabajar y volver a Fene desde el polígono de Río do Pozo por la autopista y mi coche se movía de un lado a otro, pasé un miedo tremendo”, explica Josefa Vázquez, de Fene. Quién añade que cuando ya había aparcado en su casa, justo al salir del coche, pudo ver como de un golpe de aire el letrero del gimnasio que hay al lado de casa salió disparado. “Lo arrancó de cuajo, como si nada, como si de una hoja de papel se tratara”, rememora.
Preguntamos en las redes de Diario de Ferrol por los recuerdos que tiene la población de más de 40 años del huracán “Hortensia” que azotó Galicia el 4 de octubre de 1984, hace ya cuatro décadas. Marta F., vecina de Ferrol asegura que pese a que no había nacido cuando esto ocurrió “siempre estuvo presente en nuestras vidas, recuerdo que mi madre cuando veía la habitación desordenada no decía que había pasado un huracán, decía que había pasado el Hortensia”. Lorena R. recuerda perfectamente cómo lo vivieron en As Pontes, aquel día sin ir al colegio, cuando ella contaba solo ocho años. “Me acuerdo que una chapa salió disparada del tejado del edificio que había frente a mi casa y quedó en mitad de nuestro salón”. Pilar, vecina de Maniños asegura que lo tiene muy presente. “En mi casa las ventanas, pese a estar bien cerradas se golpeaban continuamente, recuerdo poner una cómoda apoyada en una de ellas para que mi madre no se asustara con la que estaba cayendo”. Miguel F., de Fene, explica que él nació aquel año y durante mucho tiempo era habitual que la gente relacionase su nacimiento con el huracán. “¡Anda! Naciste el año del Hortensia me solían decir”.
Los temporales más grandes
1. Hortensia, 4 de octubre de 1984
El Hortensia marcó un antes y un después a la hora de alertar a la población, algo gracias a lo cual se evitó que provocara más daños de los que dejó tras de sí, con 7 víctimas mortales solo en España, una de ellas en A Coruña y numerosísimas incidencias. Todavía hoy sigue muy presente en la memoria de quienes lo vivieron.
2. Klaus, 23 de enero de 2009
Esta ciclogénesis se formó en el Atlántico y afectó al norte de España y el sur de Francia, causó numerosos daños en la comarca, dejando sin luz cientos de viviendas y bosques de Cedeira y Ortegal muy dañados. La borrasca superó a Hortensia con rachas que rozaron los 200 km/h, pulverizando así marcas históricas de temporales en Galicia.
3. Karlotta, 8 defebrero de 2023
Karlotta fue otro gran temporal, pero ya mucho más reciente, del año pasado, un ejercicio que fue especialmente azotado por las borrascas (Domingos, Elisa o Federico). Este frente que dejó a su paso decenas de incidencias en las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal, con rachas muy cambiantes que rozaron los 90 kilómetros por hora.
4. Ciarán, 3 de noviembre de 2023
La borrasca Ciarán, dejó a su paso por las tres comarcas decenas de incidencias en todos los municipios. Los fuertes vientos, que alcanzaron una media de 101,8 kilómetros por hora –la estación del CIS registró un pico de 92,9, mientras que en Punta Candieira se alcanzaron los 145,8–, sumados a una intensa lluvia tiraron árboles, señales, cartelería e incluso numerosos postes.
5. Kirk, 9 octubre de 2024
Al lado de sus “hermanos” pudo parecer menos virulento, al menos en la zona. Pero en toda Galicia provocó unas 1.300 incidencias y 3.000 llamadas al 112, dejando 23.000 hogares sin luz y con vientos de más de 180 km.