El Servizo de Gardacostas de Galicia decomisó en 2023 en la ría de Ferrol 1.208 kilos de marisco y pescado, menos de la mitad que dos años antes, cuando los agentes del organismo de vigilancia y control dependiente de la Consellería do Mar lograron recuperar cerca de tres toneladas de las diferentes especies con mayor interés comercial. Esta cifra, además, se situó muy por debajo del ejercicio más atípico de la última década, 2020, en el que, pese a las restricciones de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, las inspecciones de Gardacostas se saldaron con 2,3 toneladas incautadas.
En el análisis de los datos entran en juego diferentes aspectos, unos consecuencia de otros. El primero es la “masa” disponible para los furtivos. En 2023 se extrajeron de los bancos de la ría que explotan las cofradías de Ferrol, Barallobre y Mugardos más de 316.000 kilos de las diferentes especies, 62.000 menos que en 2021. La crisis productiva tiene su reflejo en estos datos, aunque la realidad es que históricamente el furtivismo ha sido más proclive al grupo de bivalvos y crustáceos –que son los más afectados por esta caída– que al resto.
Por otra parte está la mayor presencia del Servizo de Gardacostas, que se ha reforzado en los últimos tiempos y que parece haber disuadido a muchas personas sin permiso de explotación. El número de inspecciones realizadas así lo atestigua: en 2021 se realizaron 732, por las 816 del año pasado. Además de caer el volumen de decomisos un 58%, también se ha reducido el de incautaciones (aparejos y utensilios empleados en la actividad furtiva), que pasó de los 661 el año posterior a la pandemia a los 298 del ejercicio pasado. La proporción de infracciones tramitadas también disminuyó de las 286 de todo 2021 a las 123 de 2023.
Por especies, la centolla (307 kilos), la raya (200) y la ostra (116) fueron el año pasado las más decomisadas por Gardacostas.
En lo que va de año, las cifras apuntan a un incremento. Así, durante los cuatro primeros meses del año los kilos decomisados se acercan a los 500 y las incautaciones a 194 en 168 inspecciones, que se han resuelto con el levantamiento de 37 actas de infracción. En este caso, la mayor parte del marisco decomisado está relacionada con una especie, la vieira y los 314 kilos que los agentes se incautaron.
“Es verdad que no hay la cantidad de marisco que había cuando yo empecé en esto, hace veinte años”, recuerda el patrón mayor de Ferrol, Gustavo Chacartegui, “pero desde hace un par de años hay más vigilancia”. “Antes había un agente destinado aquí”, explica, “y otros venían desde A Coruña, pero luego destinaron aquí a siete, y se notó bastante porque aumentó la presencia y los operativos, y eso ayudó a calmar la situación”.
“Sigue habiendo furtivismo, aún queda mucho”, añade Chacartegui, “pero sí que se ha notado y, sobre todo, los que ya se estaban desfasando un poco y hacían lo que les daba la gana ya se cortaron más”. Además, cuando hay mareas buenas, como las que se avecinan, reconoce el patrón mayor, la vigilancia se refuerza.
La cofradía de Ferrol se está planteando reducir los topes de captura máximos que permite el plan de explotación de la zamburiña aprobado por la Consellería do Mar tras comprobar en la primera jornada de la campaña, que fue ayer, una elevada mortandad del bivalvo, muy probablemente, afirma el patrón mayor, Gustavo Chacartegui, “relacionada con los episodios de riadas en noviembre y diciembre, que bajaron la salinidad”. Así, la idea es reducir en cinco kilos la cuota por tripulante (estaba en 20) con la idea de “seguir trabajando por la sostenibilidad del recurso”.
Este año tienen permiso para trabajar la zamburiña en la ría de Ferrol 13 embarcaciones y un máximo de 39 tripulantes. La época de extracción se extiende desde mayo hasta octubre.
No es esta la única medida restrictiva planteada por el pósito ferrolano, que, recuerda Chacartegui, “fue pionero en subir la talla mínima de 40 milímetros a 45”.
El año pasado se vendieron en las lonjas de la ría 24,5 toneladas de zamburiña, especie que, además, alcanzó esos seis meses de campaña el precio medio más alto, 10 euros.