La pandemia de coronavirus supuso muchos cambios en el día a día de los ciudadanos, entre los que destaca un notable incremento en la dependencia general de las ya no tan nuevas tecnologías. Esta tendencia, a su vez, trajo consigo un aumento de los delitos telemáticos, dado que más población, especialmente de segmentos vulnerables como personas mayores con pocos conocimientos informáticos, tenía presencia en la red de redes.
Desde entonces, los diferentes balances periódicos de criminalidad del Ministerio del Interior han mostrado una evolución inversa, a nivel autonómico, provincial y local, entre los delitos comunes, que tienden a la baja, y los cometidos por Internet, que no dejan de aumentar. Así, el último de estos estudios, correspondiente al tercer trimestre del año –de julio a septiembre– y publicado esta misma semana, muestra no solo que continúa esta tendencia, sino que los resultados generales siguen empeorando a causa de esta modalidad telemática.
Así, el balance acumulado de criminalidad entre enero y septiembre para el término municipal de Ferrol muestra que la totalidad de los delitos aumentaron un 0,1%, pasando de 2.225 durante este período de 2023 a 2.228 el presente ejercicio. No obstante, la división por tipología detalla que la criminalidad convencional cayó un 2,6% –el tercer descenso consecutivo del año–, pasando de 1.840 a 1.792, mientras que la telemática se incrementó un 13,2% –de 385 a 436–.
De hecho, este aumento no solo es, en oposición a los delitos comunes, el tercero del año, sino además el más bajo, siendo del 14,4% en el segundo trimestre y del 24,5% el del primero. Dentro de esta tipología, las estafas siguen constituyendo la mayoría de los delitos –355 de 436–, si bien el incremento porcentual dentro del apartado “otros” –donde se incluyen, por ejemplo, delitos de amenazas o coacciones– es mucho más elevado al tratarse de cifras más reducidas.
Respecto a la criminalidad convencional, que es baja en términos generales, el segmento de “resto”, donde se contemplan principalmente delitos en la carretera, vuelve a ser el más elevado –1.141 de un total de 1.792, es decir, el 63,6%–, aunque cayó un 2,7% respecto al mismo período de 2023. Los hurtos, el segundo tipo de crimen más común en el municipio, aumentaron ligeramente, pasando de 478 a 484 (+1,3%). Las otras dos tipologías penales que registraron un incremento respecto al ejercicio anterior fueron los delitos de tráfico de drogas, que aumentaron de 14 a 17 (+21,4%) y, dentro de aquellos contra la identidad sexual, se duplicó la categoría de “resto” –de 8 a 16–, mientras que las agresiones con penetración cayeron un 20% –de 10 a 8–.
En el extremo opuesto se encontrarían los robos con violencia e intimidación, que descendieron un 8,5% –de 47 a 43–, y aquellos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones bajaron un 28,8% –de 80 a 57–. Asimismo, dentro de este apartado se destaca que los específicos en hogares fueron los que más descendieron, alcanzando el 32,8% –de 61 a 41–. Finalmente, dentro de esta clase de delitos, las sustracciones de vehículos también bajaron notablemente, en este caso alcanzando el 27,3% –de 11 a 8–.
El balance concluye con aquellas tipologías que no presentaron variaciones, como son los homicidios en grado de tentativa –uno tanto en 2023 como en 2024– y las riñas tumulturarias, con 17 ambos ejercicios.
Cada año que pasa, las estafas telemáticas se vuelven más elaboradas y sofisticadas, desarrollando nuevos métodos para engañar a las potenciales víctimas empleando técnicas de ingeniería social. Así, desde las Fuerzas de Seguridad se advierte de forma periódica de los últimos avances en esta clase de modalidades delictivas con el fin de educar a la ciudadanía y prevenir que caigan en esta clase de engaños.
La última tipología de estas estafas detectada en Galicia es la conocida como “Smishing” –un término que juega con las siglas en inglés de Servicio de Mensajería Corta, SMS–, que a su vez se basa en técnicas de suplantación de identidad (“Spoofing”) y las mencionadas de ingeniería social. En esencia, este método consiste en manipular a la víctima para que adquiera un producto para los criminales, generalmente terminales telefónicos de gama alta, sin ser consciente de ello.
De este modo, los delincuentes alteran el sistema de identificación de llamadas para que el usuario crear que le está contactando un operador de su compañía. Una vez responde al teléfono, el falso profesional le informa de que se va a proceder a un cambio de router en su servicio de Internet, indicando a la víctima que le facilite varias claves que va a recibir en su terminal. Sin embargo, estos códigos son, en realidad, del servicio de compras de la compañía legítima, que trata de verificar que la adquisición de móviles de gama alta que han realizado es real.
Una vez esta recibe el producto, los estafadores le informan de que ha sido un error, organizando una falsa recogida del terminal para quedarse con el mismo, mientras el usuario se ve obligado a abonar su elevado coste.