Leticia Jiménez es una granadina que recaló en Narón hace unos años, lo que la obligó a dejar a parte su familia en su tierra natal. La experiencia de ver que sus hijas crecían sin el apoyo y la presencia de unos de sus abuelos, le brindó la idea de crear una plataforma para subsanar esta ausencia de abuelos en casos como el suyo.
Con este esbozo en la cabeza y el apoyo del programa “Go2Work”, que se desarrolló el pasado año en el CIS de A Cabana, con el impulso del Igape y de la Escuela de Organización Industrial, surgió la página el proyecto Quiero un abuelo. Se trata de una plataforma web para poner en contacto a familias que necesitan, por diferentes circunstancias, la figura de un abuelo o una abuela y, por otro lado, gente de más de 50 años que quiera ocupar y compartir parte de su tiempo con nuevos nietos.
cariño y aprendizaje
Leticia Jiménez explica que el objetivo no es que estas personas se conviertan en simples canguros o que únicamente favorezcan la conciliación laboral de algunas familias, sino que se generen “relaciones de cariño y de afecto” y que los pequeños puedan “recibir ese aprendizaje intergeneracional de extraordinario valor” que a veces no pueden tener.
Este servicio se oferta a nivel nacional y ya son más de 150 abuelos y más de 40 familias las que se han registrado. Además están en marcha 9 procesos de selección de abuelos, que corresponde a los propios interesados. “Nosotros no seleccionados a los abuelos. Evaluamos las necesidades de cada familia y les ofrecemos una serie de perfiles que consideramos que pueden encajar, pero son las familias las que deciden a quién consideran más idóneo para ellas”, cuenta Leticia Jiménez.
Una proyecto como este, con una base fundamental en la plataforma on-line supuso un reto para esta emprendedora, licenciada en Dirección y Administración de Empresas, que consiguió sacar adelante gracias a las tutorizaciones de su mentor en la primera edición del programa “Go2Work”, experto en márketing digital y soporte web.
“Además de los talleres técnicos, que te ayudan a encajar diferentes fases del proyecto, las tutorías semanales son un gran apoyo y te dan el empujón que necesitas para seguir adelante y hacerlo por el camino correcto”, cuenta Leticia. “Además, cada 15 días, nuestra mentora residentetambién se reunía con nosotros, lo cual suponía un refuerzo extra para los proyectos”.
Durante estos seis meses que duró el programa de coworking, los emprendedores tenía la oportunidad de solicitar tutorías extraordinarias para asuntos concretos. En el caso de Leticia Jiménez, dada la naturaleza de su proyecto, que implica generar relaciones interpersonales, un experto en derecho la asesoró para cubrir todos los riesgos como responsable que eso pudiese suponer.
Quiero un abuelo es el ejemplo de cómo una necesidad puede generar una idea de negocio y se puede llevar a cabo con la tutorización y el seguimiento adecuado por parte de expertos. Además, se trata de un proyecto pionero en España. n