El diseño de Navantia para el concurso de fragatas FFG(X), basado en la veterana serie F-100, finalmente no ha sido seleccionado por el Gobierno estadounidense. Según informó ayer la Armada de la nación americana, será la propuesta de la italiana Fincantieri, que toma el modelo Fremm –Fragata Europea Multi-Propósito–, la que se fabrique en los astilleros de Marinette Marine, en Wisconsin.

La resolución de este concurso, en el que Navantia participaba junto con General Dynamics Bath Iron Works, estaba planeada para finales del próximo mes, por lo que parece que la crisis sanitaria, que puso contra las cuerdas a la administración Trump, la ha acelerado. Y es que, en medio del debate sobre el confinamiento que ha llevado a algunos de sectores más radicales de la política norteamericana a exigir la reactivación de la economía, un anuncio de esta magnitud resulta altamente estratégico.

Partiendo como favorita
El concurso FFG(X), desde su presentación dos años atrás, resultó muy inusual, teniendo en cuenta la legislación del país. Con el ánimo de contar con buques de forma rápida y fiable, se tomó el modelo de diseño parental, por lo que potencias extranjeras podían presentar propuestas siempre que se fabricasen en Estados Unidos –es ilegal que otras naciones fabriquen esta clase de elementos para el ejercito–.
Así, Navantia, que partía como una de las favoritas, usaría la serie F-100 como base para la candidatura de General Dynamics. Sin embargo, con el paso de los meses diversos problemas comenzaron a aflorar, lo que perjudicó notablemente al grupo español. Por una parte, el hundimiento de la “Helge Ingstad” dañó el prestigio de la serie presentada, pese a que meses después Noruega se retractó de sus acusaciones. Del mismo modo, la adopción de la política “Buy America” por parte de Trump –y su aplicación al sector naval– dificultó enormemente la propuesta de Navantia, dado que exigía diseños americanos para elementos como los sistemas de propulsión, que en las F-100 son españoles.