Tras siete años de prestado en el colegio Juan de Lángara, el Conservatorio Profesional de Ferrol por fin tiene un edificio propio, ubicado en la avenida del Mar, en Caranza. Un centro de cuatro pisos que, como señaló el director del Conservatorio, José Manuel Yáñez, “foi feito expresamente para o uso musical”. 

Frente a las 19 aulas con las que contaban antes los alumnos de grado elemental y medio de Ferrol, el nuevo inmueble les ofrece veinte salas instrumentales, ocho no instrumentales, tres de música de cámara, una de orquesta, otra de coro, una amplia sala de estudio con archivos de audio, vídeo y libros y veinticuatro cabinas individuales. 

Como contrapunto, la ubicación de la cafetería –en el segundo piso frente a las aulas– es la nota discordante en este armónico edificio y se usará como sala de profesores mientras no se encuentre una alternativa. El salón de actos peca también, por pequeño, pero se prevé que esta carencia de espacio se vea compensada con la construcción del Auditorio en la parcela anexa. 

Conseguida ya la calidad y el espacio gracias a la capacidad del nuevo centro, el reto es ahora incrementar la cantidad de alumnos que accedan al Conservatorio. Este año, la matrícula del primer curso aumentó un 40% y se espera que en cuatro o cinco años se alcancen los 400 alumnos. Son 37 los profesores –falta aún uno por incorporarse este curso– que imparten las diferentes especialidades.