Hace casi 60 años, en el patio trasero de una casa de Estados Unidos, un padre no sabía cómo paliar una tarde aburrida. La idea principal era jugar al bádminton, pero aquella familia acabó inventando su propio juego: el pickleball.
A día de hoy, este deporte –que contiene elementos del tenis o el pádel– cuenta con su propia Federación Internacional en la que están presentes un total de 57 países.
Ahora bien, si alguien creía que Ferrol no iba a hacerse eco estaba completamente equivocado. Picklepoint es el primer espacio que se habilita en la ciudad para practicar este deporte pero, eso sí, no es la primera pista de la ciudad.
Jaime Alcalá y Asís Garrido están detrás de esta nave –que abrió sus puertas en el polígono de A Gándara este mes– pero comenzaron en el jardín de la casa familiar de uno de ellos después de conocer esta práctica a través de internet. Ahora cuentan con una pista “sin igual en España”, y eso se debe a que, desde un primer momento “hemos apostado por la calidad profesional. Es una apuesta por el futuro”, comenta la dupla.
Su apuesta por la ciudad fue siempre la “idea inicial y, además, Ferrol tiene una gran tradición de raqueta y eso siempre es bueno”. Eso sí, tienen claro que el punto de partida de esta disciplina es completamente diferente a la de otras, puesto que aquí no hace falta un entrenamiento previo al uso.
El hecho de que se creara con la intención de entretener a una familia en la que había diferentes edades, supuso que, actualmente, sea un deporte de “carácter popular”, es decir, que no entiende de condición física, edad, estatura o agilidad. Simplemente esta es, como explican sus promotores en la ciudad naval, una “comunidad disfrutona”.
Asimismo, tienen en cuenta cuestiones como la diversidad funcional y sus instalaciones son completamente accesibles para cualquiera que quiera darle una oportunidad.
Como explican Alcalá y Garrido, este deporte “se diseñó por una causa social –independientemente de condiciones– y Picklepoint comparte esa esencia, la posibilidad de combinaciones dentro de las pistas es infinita”.
“Tiene un lado competitivo que está plenamente desarrollado pero jugar una partida es asequible para cualquier estado físico”, expone el equipo que, además, apuesta por su incorporación en procesos lesivos.
Es más, dentro de los que ya han repetido en sus pistas, hay quien proviene de otros deportes pero, por cuestiones de salud, no puede seguir practicándolos. Aún así, encuentran en el pickleball un remanso.
Las dos jornadas de puertas abiertas que realizaron el pasado fin de semana fueron todo éxito, es más, “estamos muy sorprendidos”, comenta el equipo, “desembarcamos con un proyecto nuevo y desconocido”, reconocen, y eso siempre puede llamar al miedo. “Cuando estás convencido con tu proyecto luchas incondicionalmente. El empredimiento es duro porque no tienes una respuesta instantánea”, aseveran pero, aún así, durante estos primeros días han pasado por las instalaciones más de 200 personas.
Los números hablan por sí solos y, con una semana a las espaldas, ya varias personas han hecho más de una reserva de pista.
Hay quien se puede sorprender con esta cuestión, ya que el deporte acaba de aterrizar en la ciudad y no se tiene ni el material ni el conocimiento sobre la disciplina.
Los de Picklepoint lo tienen todo pensado. No hay que preocuparse por eso puesto que, como ellos mismos aseguran, lo único que es necesario traer de casa son “unas zapatillas deportivas y ganas de pasarlo bien”. Ellos se ocupan del resto.
Así, en sus instalaciones está disponible el préstamo de todo el material necesario y, para que dentro de la pista haya una igualdad, los dos de la directiva se ocuparán de dar unas nociones básicas que permitan que los jugadores –que pueden ir solos, en parejas o en equipos de cuatro– puedan comenzar la partida con cierto nivel de conocimiento.
Las pistas se pueden reservar a través de su página web y están operativas gran parte del día.