Javier Gutiérrez: “Volver a Ferrol me hace escapar de la jungla de Madrid y este oficio”

El actor ha aprovechado una pausa en el rodaje que realiza en A Guarda para visitar la exposición de Diario de Ferrol donde es protagonista
Javier Gutiérrez: “Volver a Ferrol me hace escapar de la jungla de Madrid y este oficio”
Javier Gutiérrez este miércoles en la plaza de Armas | JORGE MEIS

Cuando llegó a Madrid, con la mayoría de edad apenas rebasada y una maleta cargada de ganas, lo primero que hizo fue echar de menos. Javier Gutiérrez (Luanco, 1971) se despertaba, abría la ventana y veía un edificio de ladrillo. La ciudad que le formó en el mundo de la interpretación es exigente y va a mil por hora. Mucho difiere a cuando, siendo un niño, abría las cortinas de un piso de Caranza y todo lo que veía era la ría.


Asimismo, el actor confiesa que “cuando llegué (a Madrid) echaba en falta el sonido de las gaviotas, que vuelvo a revivir ahora que estoy rodando en A Guarda”. La relación del intérprete con la ciudad va mucho más allá de la infancia o del verde y blanco. Son los elementos más sencillos y, en ocasiones, los más desapercibidos, los que hacen que se sienta en casa. 


Sostiene que venir siempre es un privilegio “aunque sea un par de días”, cosa que también le ha inculcado a sus hijos que sienten la ciudad naval como suya “quizá porque ven a su padre emocionado”, explica. 

 

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La exposición de Diario de Ferrol tiene un espacio dedicado al actor | JORGE MEIS

Dentro de esos días frenéticos de la capital, el actor asume que se refugia en la postal de Caranza, así como en la de las playas de Ferrolterra. Otra cosa que le hace volver es, sin duda alguna, la oferta gastronómica y, a pesar de que él –en una faceta más íntima– es un “cocinillas”, confiesa que cuando viene a la ciudad “no me acerco a los fogones”. Y cómo no, barre para casa y hace un guiño a Ultramar y al Mesón Alfonso, aunque revela que si se quiere dar un homenaje va a O Parrulo, “obviamente”. 


Tiene claro que volver a la zona que le vio crecer es una pausa en “la jungla que es la capital y este oficio”, pero también es consciente del movimiento cultural que tiene una ciudad como Madrid.


De hecho, fue este andar entre bambalinas lo que ha llevado a conseguir dos máximos premios del audiovisual español, los Goya –ambos a mejor actor, uno por “La isla mínima”, en 2015, y otro por “El autor”, dos años más tarde– aunque el artista sigue teniendo una predilección por el teatro, disciplina en la que empezó.

 

La dirección

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 El actor visitó la ciudad en una pausa de un rodaje en A Guarda I JORGE MEIS

Muchos otros del gremio se han atrevido a dar sus primeros pasos detrás de la gran pantalla, en la dirección, pero, en su caso, considera que “el cine es una batalla para la que yo no estoy preparado. Exige mucha fuerza mental, una capacidad física y hay que bregar con una gran cantidad de contratiempos”. “Una película no se construye en dos meses”, prosigue el artista, “y hay que tener una energía que, en mi caso, está en otros lugares”. 


En cambio, los bastidores de las obras de dramaturgia sí que se han colado entre sus pensamientos. “Es un proceso creativo más artesanal y yo, que soy un actor educado en el teatro, tengo ganas”. De hecho, Gutiérrez confiesa que ya ha tenido alguna oferta para estrenarse en la dirección pero “me gusta tanto la actuación que, mientras que haya proyectos, prefiero seguir dedicándole mi tiempo”.


Después de una vida consagrada a las tablas cabría esperar que ya no hubiera nervios antes de estar en el proscenio. En este caso no es así y el actor asevera que “el día que desaparezcan esas mariposas en el estómago creo que ya no valdrá la pena subirse al escenario”.

 

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Reivindica el papel fundamental de los transmisores de cultura | JORGE MEIS

“El nivel de compromiso seguramente es el mismo que en los inicios, pero el de exigencia, según van pasando los años, es mayor”, expone. Esto está ligado a una trayectoria y al reconocimiento, ya que en los primeros instantes “no había gente que comprara una entrada para verme a mí exclusivamente, o que se desplazara a otra ciudad. Con el paso de los años, cuando hay espectadores que siguen la carrera de los actores, uno tiende a que su nivel de exigencia sea mucho mayor”.


Él, que a estas alturas ya ha recorrido gran parte de la geografía nacional, de teatro en teatro, tiene claro que todos aquellos dedicados a la cultura tienen un papel muy importante como transmisores. 


“Hay producciones teatrales de las que soy parte que pueden ser las únicas representaciones que hay en tres meses en una ciudad”, asevera. Recuerda, en concreto, un caso en el que llegaron a una localidad de 8.000 habitantes y la obra que personificaba era la única programada en seis meses. “De alguna forma estás representando al mundo de la cultura y la implicación crece. Quiero entender que los que nos dedicamos a esto no solo trabajamos para el público de primer nivel, sino que llegamos a todos los rincones de la sociedad”.


Esto es lo que, personalmente, le motiva a hace teatro. “Podría hacer solo cine y televisión, pero una de las razones por las que estoy en este campo es porque no hay fronteras”.

 

Nuevas propuestas


Fiel a sus principios y pasiones, el actor se encuenta ahora inmerso en “El traje” –una obra que estuvo en Ferrol el pasado septiembre por segunda vez–, que coprotagoniza con Luis Bermejo bajo la dirección del aclamado dramaturgo y cineasta Juan Cavestany. Esta pieza se despide este año de los escenarios, pero Gutiérrez ya tiene entre manos otro proyecto “al que le tengo muchas ganas”. Habla de trabajar con Juan Mayorga –premio Princesa de Asturias en 2022–, al que considera “uno de los dramaturgos más importantes de Europa”. Bajo la dirección de uno de los “referentes a nivel internacional” del mundillo teatral, será parte de un proyecto inédito bajo el título “Los nuevos lagos”.

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El actor vuelve siempre que puede a Ferrol | JORGE MEIS

Guardando siempre un espacio para la urbe ferrolana, espera que esta nueva propuesta se pueda disfrutar, como ya lo han hecho sus anteriores obras, en la ciudad. Mientras esto no sea posible y las actuaciones y los rodajes no paren,  no le quedará otra que escaparse a su “oasis” personal donde “me recuentro con el Javier niño”, aquel que ya quería ser actor, y que abría las ventanas de un piso de Caranza para escuchar las gaviotas y el mar.

Javier Gutiérrez: “Volver a Ferrol me hace escapar de la jungla de Madrid y este oficio”

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