Laura García Martínez es ferrolana de nacimiento, aunque ahora viva en Madrid, lugar donde tiene su plaza de maestra. “Soy farero” está ilustrado por la argentina Teté Cirigliano.y se presenta el jueves a las 11.30 horas en la Central Librera de la calle Dolores. El libro se publicó este año con la editorial Gunis, que a pesar de tratarse de un sello infantil, la autora destina la obra para todos los públicos.
La presentación incluye la firma de ejemplares y el contenido estará adaptado al tipo de público mayoritario, tratando de amenizarlo para los niños. El libro cuenta la historia de dos hermanos en forma de metáfora, ya que la historia se forjó a partir de las vivencias de la autora, cuando pasó por un embarazo de gemelos que se complicó.
La narración comienza con los dos niños navegando en un barco por el mar. En este caso, el océano en el que se encuentran simboliza el vientre materno, algo que se evidencia cuando llega la tormenta. Asimismo, la tempestad representa el momento del parto, ya que en ese instante los dos hermanos caen al agua.
Uno de ellos llega a tierra y encuentra un faro, al que decide subir para otear el barco. Cuando consigue subirse para obtener esta nueva perspectiva, el niño observa que en la embarcación falta su compañero de viaje. Así pues, el pequeño decide encender la luz del faro para iluminar el velero en el que navegaban y así salvar a su hermano. Gracias a esta acción, el niño farero se da cuenta del motivo por el cual llegó al mundo: proteger a su gemelo desde esa torre iluminada.
La inspiración para escribir esta historia le llegó a través de su propia experiencia sufrida en 2020, cuando murió en el momento del parto Marcelo, uno de los gemelos. El bebé superviviente, Mario, estaba muy enfermo e incluso le llegaron a decir que tampoco sobreviviría.
Laura decidió quedarse un tiempo por Ferrol, por lo que finalmente pudieron salvar la vida del pequeño en el hospital Materno de A Coruña. Fue en ese centro donde se originó la trama, mirando desde la ventana hacia un faro que le hizo pensar en Marcelo dando señales de que todo iría bien. Después descubrió que se trataba del de Mera, por lo que la ilustradora se acercó para fotografiar la zona y así recrear fielmente el entorno.
“Cuando me pasó me sentí muy desgraciada, porque no sabía que eso fuese tan común”, admite la escritora, en referencia a sus motivos para publicar el libro. Según contó, la autora pretende hacer sentirse acompañada a la persona que pase por la misma situación.
Además, la autora quiso escribir el libro para su hijo Mario, de manera que supiese “que tiene un hermanito que le está cuidando desde el faro”.