La violinista Lina Tur Bonet, que dirige MUSIca ALcheMIca, interpreta hoy jueves en el Jofre, junto con Andrew Ackerman (violone) y Daniel Oyarzábal (órgano y clave), una selección de las “Sonatas del rosario” de Heinrich Ignaz Franz Von Biber, que son, sostiene la música balear, una de las obras más importantes de la historia de la música. Organiza la Sociedad Filarmónica Ferrolana.
¿Por qué es tan importante esta obra?
Su singularidad es que en cada una de las sonatas el violín se afina de una manera distinta, y eso es algo que no ocurre en ninguna otra obra de la historia de la música. En algunas, que podemos contar con los dedos de una mano, la afinación de los violines se puede cambiar ligeramente, pero en este caso, en el tiempo que dura el concierto, tocaré el violín afinado de ocho maneras distintas. En sí, eso ya es una singularidad muy grande, pero, por si fuera poco, es también una obra muy descriptiva, con un argumento –los misterios del rezo del rosario– y una descripción muy certera de los episodios que narra, que son bíblicos y, como todos conocemos la tradición cristiana, todos los reconoceremos y podremos escuchar desde el aleteo de un ángel hasta la flagelación de Cristo o los clavos en la cruz, o cómo puede sonar una corte de ángeles llevando a la Virgen hacia el cielo... Biber pinta en la música. Además, es una obra de una calidad artística enorme.
¿Es una propuesta accesible incluso para los no aficionados a la música culta?
No es un concierto solamente para los aficionados a la música clásica. Creo que la música de Biber le gusta mucho incluso a los que no lo son mucho. A muchas personas les parece sorprendente que en el siglo XVII se hiciera algo que suena muy moderno. Vamos, que no se acerquen sólo los aficionados porque creo que a los que no lo son les sorprenderá para bien.
Un profesor nos decía que no entendía cómo a los heavys no les gustaba Beethoven...
Siempre hago autocrítica con mi gremio y pienso que es importante la manera en la que presentamos la música clásica. La gente está acostumbrada a ir a conciertos de pop y rock, pero me gustaría recordarle, ahora que has mencionado a Beethoven, que en su época se tocaba en lugares que estaban llenos de gente, donde se entraba y salía, y los conciertos duraban muchas horas. Creo que esta cosa decimonónica de la presentación de la música clásica ya va cambiando y nosotros vamos a hacer lo posible en este concierto para que el público se sienta parte de él.
¿El público en general ha ido perdiendo atención en los detalles?
Hay dos aspectos distintos. Uno, que la música clásica o culta siempre ha convivido con otros tipos de música más populares. En ese sentido, está claro que siempre ha sido un arte para minorías, pero sinceramente te digo que siempre hay público para las cosas más elaboradas. Si la música pop atrae a muchas más personas es un hecho contra el que tampoco hay que luchar. Lo he visto con personas que no son músicos y sé que cualquiera puede ponerse ante una sinfonía de Bruckner o de unas “Sonatas del rosario” y tener una experiencia: solo se tiene que dar la oportunidad a sí mismo. A veces parece que se va a los conciertos de música clásica como si se fuera un examen. La gente me dice: “Es que yo no la entiendo”, pero es que no tienes que entender nada. Me esfuerzo mucho en que la música llegue a todos.