Con una dilatada trayectoria como gestor, Marcos Lorenzo (A Coruña, 1970) regresó en 2020 a Ferrol para asumir en su Ayuntamiento la plaza de técnico cultural, área en la que ya trabajó de 2007. Por entonces, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, era la concejala de Cultura en la ciudad.

Ahora publica "Dos escritos sobre la felicidad" (Embora), una obra en la que reflexiona con calma sobre "un tema inmenso, muy abstracto" y a la vez "muy democrático, todos tenemos nuestra idea de felicidad".

Cuenta a Efe que ante esa "dimensión oceánica la mirada de este libro es suficientemente singular como para que tenga sentido" el esfuerzo previo.

En clave autóctona, analiza qué es la felicidad en la Galicia del 2022, pero también combate al formato del "libro de autoayuda donde se den recetas de cómo ser felices".

"Lo que hace la obra es criticar ese tipo de literatura", valora sobre unas páginas que nacieron "como escritos independientes" y con un "enfoque ensayístico para conocer qué es la felicidad".

Lorenzo disecciona lo que se "vino diciendo a lo largo de la historia" sobre ese estado de ánimo e "intenta responder a la pregunta de si somos felices y cuánto de felices".

Esas son cuestiones que se tratan en el primero de esos dos escritos; el segundo, mientras, lanza el debate de qué se entiende "por felicidad aquí y ahora, en Galicia".

Apostilla que en la comunidad autónoma hay "tasas de satisfacción con la vida alrededor de 6,1", según el INE, que la eleva a algo más de un 7 en Navarra.

Por tanto, no "habría enormes diferencias, pero hay cierta singularidad".

Es en Galicia "donde menos satisfacción con la vida se percibe, las tasas de felicidad son más bajas" y subyace la "desgracia de presentar los indicadores de tasa de suicidios más altos" de España, "un 50 % por encima de la media".

La consecuencia, un "consumo de psicofármacos disparado, creciendo en los últimos años" y que coloca a la gallega como primera autonomía "en consumo de tranquilizantes y segunda en antidepresivos".

Sin embargo, Marcos Lorenzo apunta que el número de "psicólogos en la sanidad pública está muy por debajo de la media estatal y de las europeas, hay un problema de salud pública en lo que atañe a la salud mental".

El contenido de esos "Dos escritos sobre la felicidad" también parte de un "formulario abierto" en internet que cubrieron "personas con un patrón bastante homogéneo" por orígenes o ámbito laboral. Eso sí, salió a relucir una "visión profunda de la vida absolutamente dispar" con sus aportaciones.

"Fue una de mis grandes sorpresas, la individualidad de la visión íntima de la felicidad", expresa el autor, que reivindica a los "profesionales que pueden ayudar a cambiar tu forma de ver las cosas, no los que te dan una píldora para incrementar a corto plazo tu bienestar".

Muestra su rechazo a la llamada "psicología positiva", la que afianza el "fenomenal negocio de la industria de la felicidad". Cita desde libros de autoayuda a métodos de desarrollo personal e incluso un "budismo con una visión bastante estrafalaria".

Lorenzo cree que ese amplio catálogo pasa por ser "un mar de cháchara que se está convirtiendo en un negocio formidable". Llega a recurrir a expertos en sus páginas para calcular "cuánto dinero puede mover esa industria" y menciona "cifras mareantes".

Aunque un "ensayo no es normalmente un bestseller", está encontrando "muy buena recepción" para un proyecto que busca "ser muy divulgativo, humilde y para todos los públicos; pretende ser útil socialmente".