El arte tiene desde el pasado mes de febrero otro lugar de encuentro en Ferrol de la mano de los artistas Eduardo Hermida y Blanca Vila, que han cogido sus lienzos y sus pinceles para mudarse desde la calle Riego a la Barrie de la Maza 9-11, un nuevo local de grandes dimensiones que les permite conjugar las aulas de pintura con exposiciones, conciertos y talleres.
Hermida recibe a Diario de Ferrol mientras prepara una pieza, encajando su propio trabajo con las visitas escolares, las rutas por Canido mostrando las Meninas y las clases, atendiendo al teléfono las propuestas más inverosímiles. Hace pocos días, celebraban la primera de las catas de vino combinadas con arte en el MDC Estudio, como han rebautizado el nuevo espacio que se inauguró el 24 de febrero con su primera muestra de la mano del periodista Carlos Agulló.
"Es sorprendente que sigan pasando cosas cada día. Que después de 17 años, te llame un artista de Taiwán o un señor que vive en Granada y está documentando lugares para ir de viaje con el Imserso y poder ver arte urbano... Es maravilloso que las Meninas estén siempre vivas", reconoce, encantado con "un espacio como este que me permite darle continuidad al proyecto". Reflexiona, sin embargo, que ha "tardado demasiado en llegar a esto; cumplo 60 años el año que viene y, si me hubiese pasado con 40, tendría muchísimas más fuerzas para abordarlo de otra manera".
No habla, dice, de "profesionalizarlo", pero sí de "tener una mayor dedicación" y "que no me cueste a mí dinero de mi bolsillo, pudiendo hacer cosas durante todo el año sin que me persiga la leyenda urbana de que me he forrado con esto". Lo interesante, asegura, sería "que se puedan ir generando cosas con las Meninas durante todo el año, aunque sea para pagar el Cola-Cao al que invito a los niños que vienen o la gasolina que gasto cuando tengo que desplazarme".
Cualquiera que haya seguido la trayectoria de Hermida, sabe que suele cambiar de estudio cada cinco años; sin embargo, esta vez ha tenido que adelantar la mudanza. "Estuve cuatro años y medio, pero era necesario que me marchase por los okupas que tenía enfrente porque eran un tormento", explica, incidiendo en que "llegaron en octubre y creí que sería algo pasajero o que se adaptarían para establecerse en el barrio". No obstante, los problemas crecieron, añade: "Policía, peleas entre ellos, gente a la que robaban... Se me colaban a pedirme cosas y los padres de los alumnos empezaban a estar preocupados".
Así que a finales de diciembre empezó a buscar bajos y, antes de dar con la nueva ubicación, "pensé hasta en irme de Canido; pero encontré este, que llevaba cerrado 20 años, y la agencia me ayudó mucho... Al final, creo que fue un regalo divino que me empujó a empezar el año de otra manera". Anticipa que la muestra de Agulló, donde se pudieron admirar fotos de hace 40 años y los mismos encuadres actuales para ver cómo cambió el barrio, fue la primera de muchas actividades culturales.
"Vamos a ofrecer una oferta cultural potente, fusionando un poco todo... En Ferrol hay gente muy activa, como los jóvenes de Sarao Studio que son maravillosos y se traen al futuro, o A Vella Fábrica de Lapis; me llena de orgullo que se vea que esto no es una ciudad muerta, sino muy activa y con gente que ofrece lo que no puede ofrecer el Concello. Cuando yo empezada era casi imposible exponer en algún lado, salvo en Sargadelos, para darte a conocer", recuerda, valorando que "este sitio está abierto para cualquiera".
Consciente Hermida de que alrededor de los talleres que ha ido teniendo ha terminado ha florecido nueva vida, reflexiona que "el arte genera esas emociones y también ver a niños entrando y saliendo, a los padres y madres que vienen a recogerlos... Entusiasma". En este caso, destaca que la parte a la que se ha mudado era percibida como una "zona más pija" al vivir allí muchos oficiales de Marina, ingenieros de Bazán y gente de banca, "como la parte rica del barrio": "Sin embargo, me di cuenta de que también asumen las Meninas como suyas, y sienten orgullo", sostiene.
Uno de los habituales del festival de arte urbano es Sfhir, Hugo Lomas, que acaba de recibir el galardón por el Mejor Mural del Mundo gracias a su creación en Fene por el Perla Fest. "Da mucha envidia", reconoce Hermida, sosteniendo que "es un orgullo y me alegro mucho aunque duela un poco que no haya sido una menina; pero lo que significa él para Canido es muy importante porque aquí tiene un montón de obras y fue quien trajo el gran formato. Nos dio la monumentalidad y nos puso en el centro, se convirtió en un artista muy conocido y enganchó a otros que no hubiesen venido si no llega a ser por él. Es el embajador más potente que tenemos dentro de esta familia".
¿Y este resurgir gracias al arte es exportable a otros barrios de Ferrol, como por ejemplo Esteiro? "Tiene que haber fórmulas fantásticas para recuperar el barrio con el cariño y el poder de sus habitantes", responde el artista, recordando que "yo intenté lo de los lápices en Ferrol Vello y pasó sin pena ni gloria" y valorando que "Esteiro tiene muchísimas posibilidades, como Recimil, que artísticamente es genial para hacer creaciones". Con todo, defiende que "para mí, Canido es mucho más que el sitio en el que vivo: es mi patria, mi espacio vital, mi propio mundo, donde viven mis padres... Todo ello me implica, y esta forma de hacerlo es porque soy artista. Si fuese ingeniero de Caminos, por ejemplo, quizás haría puentes entre las calles".