Navantia celebró este jueves sus diez primeros años en el sector de la eólica marina en un acto que reunió en el Colegio de Arquitectos de Madrid a clientes, proveedores y directivos de la compañía naval pública y del socio, Windar, con el que ha compartido un camino lleno de dificultades que se ha ido haciendo, explicó el presidente de la empresa, Ricardo Domínguez, gracias a la “valentía” de quienes lo creyeron transitable.
Hace una década se firmó el primer contrato con Iberdrola para la construcción de 29 jackets y una subestación eléctrica destinadas al parque Wikinger, en el Báltico. Ese fue el primero de un total de 21 que Navantia Seanergies ha desarrollado para nueve países. “Esta tecnología”, aseguró Domínguez, “es clave para la descarbonización de la economía y para una transición energética justa”.
El presidente de Navantia no se limitó a enumerar el impacto de la eólica marina a lo largo de la última década (aportación de 130 millones anuales al PIB, 3.000 empleos continuos en la UTE y el resto de la cadena de valor –compuesta por más de 500 empresas–, un volumen de negocio de 1.200 millones o inversiones en los astilleros por valor de 140), sino el futuro “ilusionante” que le espera. “Navantia Seanergies tiene objetivos muy ambiciosos de cara al futuro”, dijo antes de recordar que “cuenta con compromisos contractuales con clientes garantizados hasta 2032”. Las cifras ratifican, apuntó, el liderazgo de la compañía en Europa.
El acto también sirvió de homenaje a los pioneros, a aquellos trabajadores de Navantia que, en plena crisis (2009-2010), vieron en la eólica marina una oportunidad. Así, Jorge López Novo y Antonio Fernández Pardo, por Navantia, y Justo Acedo, por Windar, recordaron cómo fueron esos comienzos y los riesgos que corrieron en un sector que era nuevo para ellos. “Es difícil vender algo cuando no tienes experiencia”, señaló Fernández Pardo, que no ocultó haber sentido “angustia” cuando se establecieron los plazos de entrega de aquel primer contrato.
Por su parte, el director de Navantia Seanergies, Javier Herrador, quiso agradecer la “oportunidad” que le dio Iberdrola a la UTE “porque nos ayudó a entrar en las grandes ligas”. La ocasión, apuntó, se ha aprovechado y, de hecho, se han construido ocho subestaciones, 110 monopiles (construidas o en proceso) y 220 jackets (también entregadas o en desarrollo).
Además, el 70% de las plataformas flotantes de aerogeneradores que hay en todo el mundo llevan la firma Seanergies. Herrador insistió tanto en el producto como en las condiciones –inversiones– que lo han hecho posible y, de ese modo, destacó el desarrollo de tecnología, como un robot de soldadura capaz de elaborar en una hora lo que, sin él, sea tardaría una jornada completa. “Es un orgullo y una satisfacción”, finalizó, “el camino que hemos recorrido... Y el que queda por recorrer”.