Un hombre mira a la pantalla y se queja de que al salir de casa se tropieza cada día en el portal con una persona durmiendo, envuelta en mantas. Expresa su asco y su miedo. En otro plano, esta misma persona conoce ya la historia de quien se abriga en su edificio, la caída en desgracia de alguien que tenía su oficio y era respetado. Se ha cambiado el odio por una oportunidad de conocer al otro y de ayudarlo.
José María Bocanegra interpreta en el corto “Origen” a este vecino que responde a una situación inesperada con desconfianza pero que es capaz de cambiar su opinión. Él mismo vivió la situación desde ambos lados, el de los prejuicios y el de quien se ve sin un hogar, en su sentido más amplio. “Cuando estás en una situación de calle te sientes muy vulnerable. Empiezas a recibir estos prejuicios y te saturas”, comentaba este jueves en el coloquio posterior al exitoso estreno de este trabajo (disponible en Youtube). “¿Qué estrategias podemos utilizar para cambiar estas palabras prejuiciosas a positivas? Es muy difícil”.
Explica lo que se agredece una sonrisa o un saludo, el hecho de que te vean, de que te hagan partícipe de la sociedad. “Tú vales” es la frase que más lo ayudó en los peores momentos. “No importa qué tan bajo caigas, lo único que puedes hacer es subir, debes saber que es temporal”.
El corto obliga a reflexionar sobre esto, a pensar sobre las primeras impresiones y la barrera que levantamos ante el diferente. “¿Vosotros qué haríais en esa situación? Esa es la pregunta”, lanza Francisco Arranz, otro de los actores. En su caso, interpreta a un casero que se niega a alquilarle una habitación a una mujer al enterarse de que duerme en la calle. El reverso de la situación es que esa misma mujer es la que cuida a su hermana. Se confiesa el más revoltoso del grupo, presume de haber grabado su parte en una sola toma y asegura haber disfrutado la experiencia “como un enano”. “He vuelto a recuperar el ánimo. Siempre en estos talleres, como en otras actividades, cuando hay un grupo se hace piña, y este hacer piña es algo muy dulce en la vida”.
Alfonso Núñez fue el guionista. Él explica cómo el corto “nace del anhelo de mostrar de una forma fácil, entendible para toda la sociedad, la condición de sinhogarismo”. Quieren hacer cambiar el chip a la sociedad. “Si nos preguntamos el origen, el porqué están en esta situación, estoy seguro de que tendremos la mayor parte del terreno ganado”, comenta sobre la elección del título.
Miguel Rentero interpreta a un cocinero de élite caído en desgracia que no es capaz de encontrar trabajo. Él también estuvo un tiempo sin techo. “El origen es siempre un mal mayor. En ese momento no encuentras una salida y para salir adelante coges una mochila, vas a la calle y caminas”, dice. No hay un perfil único, explica, y aunque en ocasiones puede estar presente el consumo de alcohol, drogas, el salir de la cárcel o padecer enfermedades mentales, ahora hay situaciones muy diferentes debidas a la falta de trabajo (“la gente vivía al día y cuando se ha quedado sin él, no tenía nada”) o a la llegada de personas de otros países que aterrizan aquí sin red de apoyo. Es difícil, apunta, reintegrarte y asumir las exigencias de la sociedad actual. Sin embargo, “igual que tienes un motivo para verte en la calle, tienes uno para salir de ella”.
Antulio Martín rechaza, en pantalla, a esa persona que se pone a pedir delante de su negocio hasta que resulta ser un recuerdo de su pasado y se avergüenza de su reacción. “Fue una experiencia muy agradable, nos aportó fuerza y grandeza y nos motiva para seguir poniendo nuestro grano de arena para ver la vida de otra manera”, resume.
Lily encarna a una mujer que de niña se apartaba de la gente, a la que consideraba gérmenes, y esa concepción de la realidad se le vuelve irónicamente en contra. Ella ha conseguido superar una situación de violencia de género y ayuda a personas en esta situación. En la red de apoyo que se forma en Ferrol en torno a Cáritas, la Cocina Económica o el albergue ha conseguido sentirse “arropada por la gente que me quiere y ser muy feliz”.
El corto, de cinco minutos, es una denuncia y una esperanza, el deseo de cambiar palabras como rechazo, exclusión o indiferencia por reconciliación, equidad o integración. Al mismo tiempo, obliga a pensar en el otro, a ver el daño que se puede causar con la indiferencia.
De fondo, el derecho a la vivienda, recogido en la Constitución Española y en la Declaración Universal de Derechos Humanos sin condiciones previas. Es parte de una dignidad que, recordaba el obispo, Fernando García, implica “mucho más que un tejado” y debe permitir a las personas vivir de una manera inclusiva, “sintiéndose partícipes del mundo en el que estamos”.