Nos embarcamos en una ruta para conocer las fábricas que dieron vida a Ferrol

A iniciativa del área municipal de Benestar Social un grupo de personas disfrutó de un itinerario por la zona
Nos embarcamos en una ruta para conocer las fábricas que dieron vida a Ferrol
Un momento de la ruta, ayer, en la que tomaron parte cerca de treinta personas |E. Cortizas

Amenazaba lluvia y, finalmente, llovió, pero pese a ello cerca de una treintena de personas se personaron frente a la oficina de turismo del puerto, ayer, para tomar parte en la nueva propuesta que impulsa el área municipal de Benestar Social, una ruta pensada para el público de más edad, aunque abierta a toda la ciudadanía. 


Se trata del ciclo Lembranzas de Ferrol”, que se centra en diferentes aspectos del pasado de la ciudad, como sus fábricas, sus comercios y negocios y la fuerza del astillero y el Arsenal militar. Unos encuentros que permiten a la población local retroceder en el tiempo, a su infancia o la de sus antepasados y traer a la memoria recuerdos. Así ocurrió durante esta nueva visita, guiada magistralmente por Isabel Díaz-Robles, impulsora de Ferrol Guías.


Este periódico quiso ser testigo también de ese paseo a través del tiempo y tomamos parte en la propuesta “As fábricas perdidas de Ferrol”, que dejó a los asistentes con ganas de repetir y que sirvió para que muchos rememoraran algunas fábricas que no solo fueron referencia en la zona y Galicia, también a nivel nacional y hasta internacional. Lamentablemente, la lluvia obligó a recortar parte del itinerario a pie, aunque no las explicaciones de la guía, que siguieron con gran atención todos los presentes.

 

 

1 El puerto, gloria y decadencia 


El recorrido arrancó haciendo un breve repaso a la historia del puerto para centrarse después en las fábricas que se asentaron en la zona y en Ferrol Vello, con alusiones también a la Fenya de Canido o la empresa maderera que se asentó en A Malata.


Gracias a las explicaciones muchos descubrieron que donde hoy está la oficina de Turismo estuvo en su día el 

Fielato –donde se pagaban los derechos de consumo– y, sobre la oficina, la escuela del muelle. Como explicó la guía, “estamos ante un barrio que ha sido muy castigado por el paso del tiempo, yo a los turistas siempre les digo que esto es Ferrol Vello, porque es el origen de la ciudad la parte más antigua de la urbe. Todo surgió, muy probablemente, a raíz de un castro, alrededor del cual surgió una villa marinera con su puerto comercial, y ya en el Siglo XVIII todo cambia y crece con la llegada de la Armada y el Arsenal y el astillero que se asientan aquí, de aquel barrio medieval quedan el entramado de las calles, las casas no, nuestro casco histórico no se parece al de Betanzos, Compostela o Coruña...


Tras la Guerra Civil, e incluso antes, llegan algunas empresas a la zona viviendo años de bonanza que perdurarían hasta los años 60 o 70. En 1968 con el puente de As Pías ya no hace falta coger la lancha para venir a Ferrol desde Mugardos, A Graña, San Felipe, O Seixo, aquellas personas que venían a trabajar o a estudiar aquí ya no llegaban al puerto pues ese tráfico de personas, se hablaba de unos diez mil al día, esa vida empieza a decaer muchísimo y en 1974 con la tirada del barrio de Esteiro y la calle de San Pedro la prostitución se traslada a la zona y el ambiente cambia radicalmente y se convierte en una zona deprimida, decadente e insegura. 

 

“Esto no es una visita para llorar sobre cómo fue Ferrol, se trata de recordar su pasado e intentar crear otro, rememorando aquellos años de esplendor”.

 

 

2 Antigua fábrica de hielo. Frigorífica Española
 

El grupo cruzó la calle para situarse en la zona que en su día ocupó la Frigorífica Española, en el espigón de Curuxeiras donde lucen las grandes letras de Ferrol. Preguntados los participantes de más edad sobre cómo conservaban los alimentos en su infancia, todos recordaron aquellas fresqueras que había en las casas y aquellos grandes bloques de hielo que se cortaban y que algunos de los presentes recordaban chupar a modo de helados en sus casas. En los años 40 surgió la necesidad de crear esa fábrica de hielo. Algunos recordaban también el manguerote, por donde salía el hielo triturado que caía directamente a los barcos. El hielo también se vendía a la plaza de abastos y se distribuía a los domicilios.

 “Mucha gente recuerda todavía hoy el carro de Chalo, el del Moreno... y la gente recuerda que transportaban ese hielo en grandes bloques en sus carros dejando un chorretón de agua por donde iban hasta que llegaban a las casas y partían el trozo que necesitaban en los domicilios”, explicó la guía.

 A finales de los 60 la demanda cae y con ella el cierre de esta factoría es inevitable. El edificio, en cambio, siguió en pie hasta junio de 1986. “Lo dinamitaron con 24 kilos de goma-2, y muchos todavía hoy recuerdan ese impresionante derribo”, precisaba la responsable de Ferrol Guías, quien también recordó a los presentes parte de la historia de esta factoría, creada en los años 40 con Roberto Nores como gerente.

 

3 Primera fábrica de lápices en el puerto
 

Pocos de los participantes en la ruta conocían que  Hispania había montado su primera fábrica de lápices en el puerto local. Fue en 1931 y de mano del  ferrolano Alberto Fernández Martín. Tras la gran depresión Alemania decide entrar en un período de gran austeridad, el país bávaro era el principal creador a nivel europeo de del lápices y material de escritorio a través de marcas míticas que todavía existen hoy. Precisamente, Fernández Martín era distribudor en España de Faber-Castell y viendo lo que estaba pasando pensó que igual era el momento idóneo para crear una fábrica de lápices aquí en Ferrol. Empeñado en ello, en 1933 viaja a Alemania a comprar maquinaria y contratar a un técnico alemán, y se encuentra a Johan Sindel que está en paro y acepta venir a Ferrol. Se trae a su mujer y su hija, Iris, que según la propia Isabel Díaz-Robles, “merece una historia aparte” dejando a los presentes con ganas de conocer más.  “Alquilaron un piso en la calle San Francisco a  Benancio, el que tenía la marisquería”, precisó la responsable de Ferrol Guías a los presentes.


Una vez montada la fábrica, en sus mejores tiempos llegaron a producir 180.000 lápices al día y a disponer de 400 empleados, de modo que se les queda pequeño el espacio en el puerto y se trasladan a la zona alta, donde montan Hispania en 1938, el plena Guerra Civil, “lo que demuestra lo bien que les iban las cosas entonces”. Algunos de los presentes explicaron que tuvieron la oportunidad de visitar la fábrica, “era enorme”, otros recordaban sus lápices, “no los había más duros”. La propia Isabel precisó que el dibujante Antonio López, “solo utiliza lápices Johan Sindel, ya que todavía se pueden conseguir, aunque baratos no son, claro”. Ya en los años 50 llegarían a crear bolígrafos también, irían evolucionando.

 

4 Vistas desde el Baluarte de San Juan a los terrenos que ocupó la Pysbe
 

Lugar importante tuvo en la visita la historia de la Pysbe (Pesquerías y Secaderos de Bacalao de España) y la industria bacaladera que se generó en torno a esta factoría, que ocupó los terrenos en los que hoy se asienta la empresa Pérez Torres Marítima. Arrancó la charla hablando de la importancia económica y social que esta fábrica tuvo en la ciudad así como los eventos que se vienen realizando para conmemorar la actividad bacaladera en Ferrol como la acción “Ventos de Bacallau”, entre otras. Aprovechó en este punto la guía para indicar a los presentes que lo de “ventos” procedía de aquellos barcos bacaladeros, ya que todos, sin excepción, tenían nombre de vientos. Curiosidades que los asistentes comentaban entusiasmados en esta parte final de la visita. 

 

De la Pysbe se habló durante casi 45 minutos, de los inicios y también de su decadencia, de la vida de aquellos ferrolanos que partían por meses a Terranova y de la vida que llevaban en aquellos mares abruptos y lo que suponía para la economía local que una empresa como esa se asentara en Ferrol. La primera Pysbe se creó en Guipúzcoa, en Pasajes. Pasado un tiempo deciden ampliar el negocio y situan otra base en Ferrol para secar bacalao y con flota propia. En el año 1936 consiguen la concesión en el puerto local durante 100 años pero las guerras frenaron sus pretensiones, ya que se faenaba en Terranova y ese espacio se cerró durante esos años. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, cuando montan la Pysbe ferrolana, con 14.000 metros cuadrados, llegando a contratar a unas 400 personas, mayoritariamente mujeres, alcanzando su máximo de explotación en los años 60. Un trabajo muy duro que daba comienzo en marzo con la partida de los barcos y su regreso en verano a la zona de pesca. El pescado se limpiaba y salaba en el barco y en septiembre, ya de vuelta a Ferrol, comenzaba el trabajo en la factoría local. Durante la charla se recordó también como las mujeres de la factoría cobraban en especie a demás de en metálico. “Parte de ese bacalao que les entregaban después ellas lo vendían, pues alcanzaba un buen precio en el mercado y eso contribuía a llevar algo más de salario a sus casas”, precisaba la Isabel Díaz-Robles. La llegada de los primeros barcos frigoríficos en los años 60 fue el inicio de la decadencia de este sistema de trabajo. En 1967 deciden despedir a parte de la plantilla y de aquella época se recuerda una gran movilización que terminaría con la detención de un referente de la lucha por los derechos laborales de la época como fue Gelines Rivera, quien empezó con 14 años en la factoría y con 18 era encargada de personal. Ella fue la primera que decidió hacer una huelga convenciendo entonces al propio Rafael Pillado para que la ayudara a hacer unos pasquines, algunos de los cuales rezaban, contrariamente a lo que el propio Pillado le había recomendado: “Mañana no trabaja ni dios. Gelines”. Esta huelga le valió dos años de prisión.


Durante la visita también se dedicó un momento a otras factorías ferrolanas, una situada también en Ferrol Vello y de la que se conserva todavía el edificio en la calle Espartero, la fábrica de jabones Beceiro-Pucho, que impulsó el modestino Manuel Beceiro a principios del siglo XX. Emigrado a Cuba, montó su primer negocio en la calle Lugo y se desplazó después a Espartero para ampliar negocio. Fue este Beceiro un personaje muy querido en la urbe naval, por su bondad y don de gentes, pero también por su pericia para los negocios. Aprendió lo que sabía en Cuba, de mano de los catalanes Crusellas (Colgate), y puso en práctica lo aprendido en su tierra. Lociones anti caída, pasta dentífrica, colonias y jabones  varios, etc. Muchos recuerdan hoy sus múltiples anuncios en prensa y las bromas que se hacían como “Jabones Pucho, lavan poco y cheiran mucho”...


Este filántropo, organizaba las fiestas de la Parrocheira y solía realizar comidas para los necesitados en dependencias de la Pysbe, “que servía él mismo, su mujer, e hijos y otros voluntarios”, como recordaba ayer la guía turística.


Lamentablemente, de aquellas factorías ferrolanas apenas quedan vestigios en el puerto o en el barrio de Ferrol Vello, pero sí siguen en la memoria de los ferrolanos y pervivirán gracias a iniciativas como la desarrollada ayer de mano del Concello y Ferrol Guías.

 

Nuevas propuestas

 

La responsable de Benestar Social, Rosa Martínez Beceiro, que también tomó parte en la visita, destacó que aunque la propuesta se pensó para la población de más edad está abierta a todo el mundo.

 “Es una acción muy bonita porque se van a recordar fábricas muy emblemáticas, de las que vivieron muchas familias de la ciudad. También agradeció el trabajo de Ferrol Guías y  “la manera que Isabel tiene de explicar y de hacer a la gente partícipe de sus visitas haciendo que recuerden y puedan aportar sus propias experiencias”. 

 

La concejala recordó como en una visita “gente con alzheimer y demencia podía recordar momentos del pasado de mano de Isabel, se les iluminaba la mirada, fue algo muy emotivo”. La responsable de Benesar Social animó a los ciudadanos a disfrutar con la visita y “si os gusta comentarlo con otras tras personas para que puedan venir también”. Así, precisó que en agosto habrá nuevas propuestas pensadas para todos los públicos pero que esta iniciativa de Lembranzas de Ferrol tendrá continuidad hasta el próximo mes de diciembre. “Son visitas bonitas y que traen muchos recuerdos pero que siguen muy presentes y de actualidad”. Martínez Beceiro también agradeció la asistencia a la visita a usuarios del Centro de Día de Caranza y también de la AXF, "es un lujo poder contar con las entidades sociales en este tipo de iniciativas", subrayó.

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