El pasado miércoles día 6 daba comienzo de forma oficial, tras casi una década en un limbo administrativo, la construcción de las fragatas F-110; uno de los mayores contratos hasta la fecha de Navantia Ferrol y toda una promesa del Gobierno central de carga de trabajo, empleos –asevera que 9.000 entre directos e indirectos– y un firme impulso económico para los próximos doce años. A esto habría que sumar, además, los actuales proyectos de eólica marina en marcha en Fene, a los que podrían unirse otros nuevos en los próximos meses, tal y como anticipó el grupo naval durante la celebración de la feria WindEurope en Bilbao.
Así, si bien estas noticias parecen asegurar un claro período de recuperación económica para la comarca, la patronal ferrolana afronta el futuro con “prudencia”, recordando que el área aún se encuentra sumida en una crisis. “A nivel general hay optimismo en cuanto a que las perspectivas de futuro inmediato son mejores que las de años anteriores” señala Ángel Torreiro, presidente de la Asociación de Empresarios Ferrolterra, pese a que advierte de que dichas expectativas no influirá de un modo tan rápido a las pymes dado que este “arranque” no les afectará “hasta finales de este año o principios del que viene”.
De un modo similar analiza la situación el presidente de la Confederación de Empresarios de Ferrolterra, Eume y Ortegal (Cofer), Cristóbal Dobarro, señalando que la comarca “parte de una situación no favorable” con una “triple crisis” –”estructural e industrial; la provocada por la pandemia; y ahora otra por el aumento de precios en parte por la guerra de Ucrania”–. “Al menos en la comarca tenemos una perspectiva industrial para estos próximos años, especialmente en relación con Navantia, que sí resultará buena”, explica Dobarro. En este sentido, el presidente de Cofer celebra la “buenísima noticia” que supone el inicio de las fragatas F-110, dado que permite “cada vez más que se logre un nivel óptimo o al menos un mayor nivel de ocupación en el sector naval”.
De igual forma, desde las organizaciones patronales reiteran que, si bien este contrato supone un más que necesario balón de oxígeno para el tejido económico de la comarca, es necesario que el sector naval, como motor industrial de Ferrolterra, cuente con una mayor estabilidad en sus proyectos para evitar la fuga de talento. En este sentido, Torreiro pide que “la política de contratación del astillero promueva o se enfoque más en promover la estabilidad y profesionalidad del trabajo y de las empresas de la comarca”. “Lo cierto es que a veces el astillero promueve grandes paquetes de contratación a los cuales a la pequeña y mediana empresa les resulta complicado llegar a ellos si no es en la cadena como último eslabón”, se lamenta el presidente, explicando que esto supone que “en el futuro la estabilidad laboral y la profesionalización de los empleados de las empresas locales vaya en detrimento”.
Cristobal Dobarro, por su parte, defiende que el programa de las fragatas “no debe quedarse únicamente aquí, en el sentido de que tengamos carga de trabajo para los próximos años”, sino que este “tiene que servir como justificación indudable para la modernización del astillero”, y reiterando la necesidad de que esta “sea constante”. “También sería muy deseable que existiese un programa de renovación de la flota por parte de la Armada Española que permitiese hacer una programación de la propia Navantia de su carga de trabajo para estos próximos años y para las próximas décadas”, defendió el presidente de Cofer, explicando que “es bastante previsible, especialmente en el contexto actual en el que se está hablando de un incremento en el gasto en Defensa, hay que apostar por una planificación estratégica”.
Por último, respecto a las expectativas y sensaciones generales que se perciben entre los asociados de ambas entidades patronales, Ángel Torreiro señala que, en el caso de la AEF, “tanto para la construcción de las fragatas como para otros proyectos que parece que están a punto de salir o prácticamente arrancando, son positivas”. En este sentido, el empresariado entiende que “de aquí a unos años vamos a tener unos niveles de actividad mejores que los que hemos tenido en estos últimos cinco años”.
En el caso de los asociados a Cofer, el presidente de la entidad reitera que se está afrontando el futuro “de momento con cierta prudencia” dado que “estamos todavía en crisis y hay todavía muchas empresas que están pasando dificultades”. “Aún hay muchas familias que tienen a sus integrantes desempleados y en consecuencia todavía no es el momento de lanzar las campanas al vuelo”, asevera Dobarro, aunque también destaca que se puede percibir “optimismo” porque se presenta “un horizonte con carga de trabajo para el sector industrial”. “Si a esto lo unimos el impacto que van a tener las ayudas europeas, como mínimo vamos a tener una década positiva” apunta el presidente.