Cayucos, justicia, integración o diversidad son términos con los que los alumnos pueden estar familiarizados cuando tratan algún tema de migración en los centros educativos. Pero nada mejor que ponerse en la piel de quienes dejan su casa para enfrentarse a múltiples dificultades hasta llegar y poder establecerse como un ciudadano más en un país de acogida para saber realmente el sentido del término.
El proyecto “Rompendo muros” puesto en marcha desde el área de Benestar Social, que dirige la edil Eva Martínez, en colaboración con la asociación Movilidad Humana, pretende, precisamente, poner a los estudiantes en la piel de los migrantes, a través de un viaje, a modo de yincana, en el que pasan por diferentes pruebas o retos que representan aquello a lo que se enfrentan quienes abandonan un país en busca de una vida mejor.
Un total de 230 alumnos de los centros Jesús Maestro, Tirso de Molina, San Rosendo, Saturnino Montojo y Catabois participaron en esta iniciativa de recreación de viajes migrantes.
Nada como una situación de emergencia –inundación– para poner a los niños a trabajar en la toma de decisiones inmediatas, teniendo que elegir en grupo los elementos básicos más importantes para la supervivencia. La yincana continúa con los botes, que representaron con hojas de papel en los que debían irse agrupando, eliminando cada vez más hojas y agrupándose en las que iban quedando, sin dejar a nadie atrás. “Corremos pola xustiza” era la siguiente parada del recorrido, con una carrera grupal plagada de dificultades (correr a la pata coja, de espaldas...) para sentir diversas adversidades que pueden surgir en los recorridos.
Adivinar un personaje permitió a los alumnos reflexionar sobre los estereotipos y las ideas preconcebidas sobre nacionalidades o culturas, eso sí, de una forma divertida en la que la mímica o las preguntas de respuestas cortas sirvieron de entretenimiento. Un apartado específico sobre Sudamérica acercó también a los escolares a la realidad de muchos compañeros.
Finalmente, el árbol de la diversidad recogió las reflexiones de los alumnos tras este viaje simulado.
El destino no fue físico pero sí acercó a los niños a otras realidades que, a veces, se quedan solo en unas imágenes que han visto en la televisión.