Su presencia forma parte del decorado de los paseos navideños de los ciudadanos de Ferrol desde hace casi 70 años. Apostado en el umbral de la puerta de la Papelera Ferrolana —ahora Folder—, el mítico rey mago de cartón piedra sujeta entre sus manos un buzón que ha visto los deseos de muchas generaciones. Las peticiones infantiles para que la magia de la Navidad consiga un año más que debajo del árbol estén los regalos ansiados.
“Ya tiene sus achaques”, cuenta divertida Nuria Taboada, una de las responsables del negocio y la tercera generación al frente de una de las papelerías más emblemáticas de la ciudad naval. “Seguimos con la tradición: los niños traen las cartas y después les llega una contestación de los Reyes, con un cuento de regalo para cada uno”, expone, por si todavía queda alguien sin saber que el apellido de “magos” no es gratuito.
No obstante, este imponente rey que no puede faltar en las navidades ferrolanas, esconde una maravillosa historia que nos hace retroceder hasta un Ferrol que ya no existe. Fue el abuelo de Nuria, Victoriano Taboada, el que adquirió la figura, con dos cabezas, para que cada año se viese a una Majestad diferente.
A sabiendas de que los Reyes tienen mucho trajín durante estos días, a Victoriano se le ocurrió que él y su familia podían echarles una mano y, así, “mi abuelo se sentaba con todos sus hijos y contestaban personalmente a cada niño”.
Explica Nuria que ahora el sistema para ayudar a Sus Majestades de Oriente ha cambiado un poco, pero tiene la misma efectividad: “Ya vendemos la carta para que la cubran los niños y a sus padres les incluimos el sobre con la contestación y el cuento de regalo”, ahonda.
No obstante, “a los niños, cuando reciben la contestación, les sigue haciendo una ilusión loca”, corrobora, destacando además que “la gente que venía con sus hijos, ahora ya viene al Buzón Real con sus nietos”.