“El objeto contemporáneo y doméstico” es la muestra que alberga la sede Afundación, hasta el 25 de enero, con motivo de su décimo aniversario. Para la celebración, este mes se publicará un catálogo con las 350 piezas que se están exhibiendo a nivel autonómico y se anunciará el programa complementario, con propuestas como conciertos de pequeño formato en la propia sala. Además, a partir del 17 de octubre, todos los jueves a las 19.00 horas se ofrecerán visitas guiadas que profundizarán en la exposición, formada por 48 obras.
El objeto contemporáneo es el protagonista de la muestra, ya que “la mayor parte de las autorías van desde mediados o finales del siglo XIX, son todos bastante recientes, hasta artistas que todavía siguen en activo”, aclaró Xiana Méndez, educadora del museo de Afundación.
La exposición consta de seis bloques temáticos, de los que Xiana Méndez propuso empezar por “Objetos en la mesa”. Los distintos componentes que conforman estas obras son una guía del contexto en el que se crearon, pudiendo encontrar las más realistas enfrentadas con las abstactas, estas últimas con firmas como la de Rafael Alonso.
No obstante, los cuadros de este apartado son “compositivamente bastante clásicos”, según calificó Méndez, un aspecto que determina el título del conjunto.
“Hay muchos artistas que se sirvieron de la temática de las naturalezas muertas o del bodegón, que es el género por excelencia que utiliza la representación de objetos”, indicó la profesional.
Los creadores gallegos “se servían del objeto para hablar de rasgos identitarios”, continuó, ejemplificándolo con una obra de Carlos Maside. En esta, los elementos como son el pan, los huevos y la leche se relacionan con el ámbito tradicional, puesto que el autor “estaba muy vinculado con el galeguismo y la temática del rural y lo popular está presente en cada una de sus piezas”.
Luis Seoane es otro de los creadores que destacó la guía de esta parte, que con su pieza, influenciada por el cubismo y, en particular, por las composiciones de Cézanne, demuestra “cómo el bodegón también sirvió a otros artistas para explorar lenguajes plásticos diferentes”.
Según recordó Xiana Méndez, el propio artífice decía que “aquellas cosas que aparentemente no tienen mayor interés o que son muy cotidianas servían al artista para buscar su propio estilo”.
“Tanto Maside como Seoane forman parte del grupo ‘Os Novos’, que fueron artistas que renovaron el arte gallego en los años 30, más o menos, del siglo XX”, con la intención de reunir las temáticas regionalistas a la vez que se renovaba la plástica, en cuanto a técnicas y estilos.
“El género del bodegón, como tal, tiene un especial auge durante el barroco, en particular con el subgénero o el tema de la vanitas”, comentó Méndez. En este último concepto se conecta el segundo apartado, “Naturalezas de interior”, con el primero, puesto que el término “nace como un sentimiento moralizante de la doctrina católica”, concretó.
Este conjunto está marcado por la presencia de las plantas, entendiendo la naturaleza como un símbolo de lo efímero. Así, la interpretación de los placeres terrenales como algo que no evita la muerte es recuperada por posteriores artistas de Galicia.
La propuesta se desarrolla en siete ciudades gallegas, con un enfoque y obras únicas en cada una de ellas
Uno de los ejemplos más explícitos de la vanitas contemporánea, que como en todo caso, se aprecia al observar la pieza, sería la obra de Jorge Perianes, donde “vemos flores que recoge de un libro de botánica, que están siendo comidas, literalmente, por bichos”, señaló la profesional.
El nombre “Paredes pintadas” identifica al tercer bloque, que recopila una serie de creaciones caracterizadas por la metapintura, “es decir, la pintura se referencia a si misma”, concretó.
Para ilustrar esta parte, Méndez destacó piezas como la que se expone de Quintana Martelo o la de Elena Gago. En esta última, las obras de arte se representan habitando una estancia, que se convierte en protagonista con la ausencia de figuras humanas, así como la técnica del puntillismo y el tono cálido que utiliza.
Por otro lado, el vidrio protagoniza el apartado “Luces de cristal”. A través de las obras de distintos artistas, se observa cómo las ventanas pueden constituir un fondo que aporte profundidad al cuadro, cómo se pueden crear volúmenes gracias a las luces y las sombras o, tal como demuestra Monroy, la manera en la que el cristal atrapa toda la atención.
“La metáfora del objeto” es la siguiente sección, donde los artistas utilizan elementos cotidianos como símbolos visuales. Es el caso de los peones que ocupan el suelo, la pintura de una cama “como alegoría del cuerpo y la intimidad”, expresó Méndez, o la obra de Xurxo Oro Claro, una de las que más captura la atención de los visitantes.
Este autor “trabaja mucho con instalaciones site-specific, es decir, piezas que monta directamente en la exposición”, continuó, aunque en este caso ya se exhibió en otras muestras. Oro Claro utiliza una botella de leche para referenciar el momento íntimo y cálido de una madre cuando amamanta a su hijo.
Sin embargo, lo realiza “con un material muy frío en grandes dimensiones”, para representar el hecho de haber desvirtuado ese instante y cómo “la industrialización de lo rural, especialmente en el sector de la leche, rompe con los esquemas que tenían antes”, trasladó Xiana Méndez, que también apuntó al juego con los materiales líquido y sólido.
Los elementos cotidianos son los protagonistas del conjunto que se pone a disposición en la sede de Ferrol
Por su parte, Manuel Vilariño “hace poemas visuales”, describió, en los que unifica sus dos grandes intereses: la lírica y la fotografía. Esta disciplina gráfica la utiliza como método de reflexión, de forma que “siempre la naturaleza va a estar en primer plano”, también con la idea de la muerte sobrevolando. En la obra expuesta, el autor establece una relación simbólica entre el pico del ave y el pico como objeto contemporáneo e industrial.
Esta exposición, comisariada por Paloma Vela Garicano, del área cultural, forma parte de un macroproyecto, presentado el mes pasado por el presidente de Afundación, Miguel Ángel Escotet. Se trata de cinco capítulos que dan forma a “Simultánea” y que consisten en distintas muestras repartidas por las siete sedes de Afundación, entre las que se encuentra esta de Ferrol.
La entidad custodia una colección de arte, integrada por alrededor de 5.000 obras, que está considerada Bien de Interés Cultural. Así, el aniversario constituye una oportunidad para posibilitar el disfrute de parte de este patrimonio, a través de una propuesta inédita en su dimensión”.
Además, “Simultánea” forma parte del programa Cultura por Alimentos, con el que Afundación colabora con Fesbal, Aunque el acceso es libre, el público puede llevar productos no perecederos y depositarlos en los contenedores que se instalaron en la entrada del centro.