Se cumplen este miércoles 49 años de la muerte de Francisco Franco, el dictador que estuvo al frente de la jefatura del Estado durante casi cuatro décadas y al que la ciudad de Ferrol le debe el apellido “del Caudillo” que, ya en democracia, continuó estando vigente incluso en plataformas como Google o Facebook aunque oficialmente fuese invalidado en 1982.
Durante esta jornada, la Fundación Francisco Franco ha organizado en su memoria, y en la de José Antonio Primo de Rivera, 16 misas repartidas por diversas ciudades españolas: Badajoz, Valladolid, Zaragoza, Málaga, Toledo, Alicante, Santander, Madrid, Granada, Huesca, Valencia, Zamora, Ceuta, Teruel, Sevilla y Santa Cruz de Tenerife. Desde 2018 no figura Ferrol en el listado y en aquel año, tras una denuncia mediática, no llegó a celebrarse, dejando a los “nostálgicos” compuestos y sin misa a las puertas de San Francisco.
Pero la ciudad naval no necesita de efemérides para acordarse del dictador. Obviando la manida fama de “fachas” y el recordatorio de un “apellido” que nadie eligió, basta con darse un paseo para comprobar que mucha de la simbología franquista todavía no ha perecido a pesar de que la Ley de Memoria Democrática señale en su artículo 36.1 claramente que las administraciones trabajarán conjuntamente en la confección de un catálogo de elementos que deben ser eliminados. Además, el 36.2 recoge que podrán incluirse aquellos que soliciten las víctimas, sus familiares o las entidades memorialistas, como también aquellos que se incluyan en trabajos de investigación.
El profesor, sociólogo y ensayista Manuel Monge reúne todas las condiciones para erigirse como una de las voces autorizadas a las que la legislación debe amparar. Fue preso político en Basauri en 1968 y en A Coruña dentro del proceso de los 1.001, expulsado de dos colegios como docente y familiar de asesinados después del golpe de 1936. “Os restos do franquismo en Galiza. Exaltación, honras, privilexios e distincións a golpistas, franquistas e criminais” (Edicións Laiovento, 2020) es su particular catálogo, que acaba de actualizar en septiembre de 2024.
Junto a él, Diario de Ferrol comienza un itinerario desde el barrio portuario hasta Caranza, siguiendo la estela de un puñado de hombres que participaron en el golpe militar, que lucharon en el bando sublevado o que ostentaron cargos durante el régimen fascista. Nombres que, en muchos de los casos, ya han desaparecido del callejero y los lugares de honor en otras localidades.
En Ferrol Vello está el muelle Fernández Ladreda, que toma su nombre de un militar sublevado que ejerció como ministro de Obras Públicas entre 1945-1951 y cuyos homenajes en ciudades como Gijón, Madrid o Valladolid fueron retirados.También se encuentran en el barrio dos escudos franquistas en el antiguo edificio de Aduanas que se va a rehabilitar próximamente: uno en la fachada del Paseo da Mariña y otro en la calle del Cristo.
La última parada es la iglesia castrense de San Francisco, dependiente de Defensa, donde Francisco Franco fue bautizado el 17 de diciembre de 1892. Una placa recuerda ese hito en la vida del “generalísimo”, pero también hay una cruz de los “Caídos por Dios y por España” y un relieve en homenaje al crucero “Baleares”.
En el barrio de Canido pervive la calle Barrié de la Maza, que honra al banquero “franquista e participante na represión, depurando a persoal do Banco Pastor, financiando ao exército de Franco e participando no roubo do Pazo de Meirás”.
La cuadrícula está salpicada de referencias franquistas catalogadas por Monge. Así, figura una placa en San Julián que habla de Franco como “jefe del Estado español, hijo preclaro de Ferrol”, una calle al Soldado Lois en Capitanía —cuando Defensa ya había retirado su nombre del callejero del Arsenal en abril de 2022—, el busto a Álvarez de Sotomayor en el parque Reina Sofía —alcalde de A Coruña en la dictadura y procurador en las cortes, con vial también en Recimil—, las placas en la casa natal de los Franco, el monumento al vuelo Plus Ultra de Ramón Franco en el Cantón de Molíns y dos símbolos más en el Palacio Municipal: el busto de Juan Carlos I —al emérito se le han retirado en otras localidades, como Pontevedra, los homenajes por confrontación de valores— y un estandarte de un regimiento del ejército sublevado.
Mención aparte merece el Museo Naval, que Manuel Monge considera un “espacio de exaltación del fascismo”, algo “que preocupa” teniendo en cuenta que su máximo responsable es el Ministerio de Defensa, recuerda. Destaca que “o galego non existe” en ninguno de los materiales, que figura la denominación El Ferrol del Caudillo sin contexto y que se dan por buenos términos como “alzamiento” o “guerra de liberación” para hablar del golpe de Estado.
El estudioso señala en su inventario las múltiples banderas nacionales con el escudo del águila franquista que están en exposición, pero también maquetas de buques como el “Canarias”, que tomó parte de la masacre de la carretera Málaga-Almería en 1937, conocida como “La desbandá”, en la que fueron asesinados entre 3.000 y 5.000 civiles, una información que no se menciona en el museo. Destaca también una condecoración de la Alemania Nazi a un capitán español, entre otros objetos.
En la plaza de España persiste una placa a “nuestro caudillo”, en el Sánchez Aguilera el escudo, en Esteiro la estatua de González-Llanos —cuya eliminación fue rechazada por el pleno con votos de PSOE y PP— y en Catabois una tumba de la familia Franco, que estuvo en el foco mediático con la exhumación del dictador.
En Caranza todavía está visible un busto a Camilo Alonso Vega en el perímetro del hospital que, asimismo, está señalado —como una calle en el mismo barrio— por recibir el nombre de Juan Cardona que, según Monge, “alistouse no 36 no exército sublevado, foi voluntario na División Azul e condecorado polos nazis”. Por último, el Concello ferrolano mantiene 24 honores y distinciones a militares, políticos y afines al régimen franquista.
En concreto, hay siete hijos predilectos incluidos en el listado de Monge: José María González-Llanos y Caruncho, Francisco Núñez Rodríguez, Francisco Franco Salgado-Araujo, Pablo Martín Alonso, Pedro Nieto Antúnez, Juan Antonio Suanzes Fernández y Salvador Moreno Fernández. También 11 hijos adoptivos: Benjamín de Arriba y Castro, Juan Cardona Rodríguez, Gonzalo Fernández de la Mora y Mora, Enrique Salgado Torres, José María Martínez y Sánchez-Arjona, Manuel Lora Tamayo, José María López Ramón, Jorge Vigón Suero-Díaz y Fernando Suárez de Tangil y Angulo.
Asimismo, se incluyen entre estos "adoptivos" el alcalde ferrolano en la dictadura Eduardo Ballester Peris y Pedro Barrié de la Maza, al que tanto Sada como Corcubión despojaron del honor en sus localidades, y al que la ley de memoria le retiró el título de Conde de Fenosa. Además, Monge suma dos medallas de Oro del Concello en su catálogo, a Juan Antonio Suanzes Fernández y al rey emérito, dos de plata a Gonzalo Fernández de la Mora y Mora y González-Llanos, y los reconocimientos como "Alcalde de Honra" a Constantino Lobo y López Ramón.