Las jornadas de puertas abiertas se han convertido en los últimos años en uno de los mecanismos preferidos de los padres para conocer mejor los recursos y el proyecto de cada centro en el momento de escolarizar –o dar el “salto” al Secundaria o Bachillerato– a sus hijos.
Hoy en día, todos los centros ofrecen esta posibilidad a los progenitores las semanas previas al inicio del plazo de admisión –del 1 al 20 de marzo, ambos inclusive– e incluso antes, como recuerda la directora del CEIP San Xoán de Filgueira, Sandra Sieiro. “Nótase moito esa preocupación. De feito, nós, por exemplo, temos unha familia que en novembro xa veu coñecer o colexio. E, agora, durante as xornadas de portas abertas, non lles importa recorrer diferentes coles para poder tomar a decisión tendo en conta o que escoitaron e viron nesas visitas”.
La frecuencia y el interés de esas jornadas, que en muchos de los centros de enseñanza de Ferrol y comarca aún tendrán continuidad esta semana, es mayor en las primeras etapas, es decir, en el segundo ciclo de Infantil, cuando los niños y las niñas comienza en el cole “de mayores”.
Esas visitas, además, son en muchos casos totalmente individualizadas, como explica Beatriz Leira, directora del San Rosendo. “Fijamos unas fechas de referencia, pero no nos ceñimos exclusivamente a ellas porque somos conscientes de que hay padres que no pueden venir esos días o por las mañanas, así que nos adaptamos para hacerlo siempre por familia”, comenta. Paula Miraz, máxima responsable del Belén, confirma ese punto. “Realizamos visitas individualizadas, ya que cada familia tiene unos intereses diferenciados y así podemos darle una mejor respuesta desde nuestra oferta educativa”.
Leira, del San Rosendo, cree que esta es una buena manera de que se pierda la vergüenza por pregutar. “El objetivo es que se atrevan a preguntarnos todo porque a veces, si hay más gente, no lo hacen. Tener una relación de cercanía es fundamenal, porque eso también ayuda a crear un clima de confianza”, apunta la directora del centro localizado en el barrio de Canido.
Proyecto educativo –incluida la utilización de las nuevas tecnologías– y conciliación son dos de las preguntas más recurrentes de los padres. “Las líneas metodológicas”, comenta Paula Miraz, “es una de las principales inquietudes”, aunque también es cierto que “muchas de las familias que recibimos ya vienen con una idea aproximada gracias a la información que obtienen en las redes sociales” y, también, al boca a boca, que no deja de ser una buena forma de darse a conocer.
“Nós non temos libros de texto e traballamos moito por proxectos”, asegura Sieiro, del San Xoán de Filgueira, “e interésalles sobre todo saber como se traballa nas aulas”. “Nosotros”, apunta Leira, del San Rosendo, “trabajamos por proyectos, pero eso no quiere decir que no utilicemos otros métodos porque creemos que cada uno tiene algo bueno, e intentamos coger lo bueno de todos y lo que nos funciona o pensamos que nos puede funcionar en un grupo concreto”.
La conciliación también ocupa un lugar muy importante en estas visitas. “Sí”, confirma Miraz, “les interesan servicios como madrugadores, salidas tardías, servicio de comedor, actividades extraescolares o nuestra escuela infantil”. “Para nosotros”, afirma Leira, “es clave el trato individualizado a cada niño, a sus ritmos y necesidades. Tenemos madrugadores, comedor hasta las 16.00 horas, actividades extraoescolares. Conciliar la vida familiar y laboral es esencial”.
Sandra Sieiro, por su parte, recalca que “os horarios de traballo son os que son e os pais preguntan moito polo servizo de madrugadores, polo comedor e polas extraescolares, porque non sempre se pode tirar dos avós e precisas servizos que poidan adaptarse ao teu horario e facelo compatible”.
La cercanía física del centro es importante a la hora de elegir, pero la que más interesa a los progenitores es otro tipo de proximidad, la personal. “Somos un colegio pequeño”, explica Beatriz Leira, “y tenemos un trato cercano con las familias. Todos hacemos madrugadores, comedores, recreo y así todo es más fácil”. “Valoran la ubicación y la capacidad de conciliación”, sostiene Paula Miraz, “pero sobre todo la cercanía en el trato, que en nuestro caso es una de las grandes ventajas de ser un cole pequeño”. Sandra Sieiro considera además que esa “cercanía” permite también profundizar en un valor supremo, “a empatía e a integración”.