La vuelta al cole también afecta a aquellos mayores de edad, o casi, que empiezan el curso en los diferentes grados que oferta la Universidade da Coruña (UDC) en su espacio en la urbe naval.
A día de hoy, cuentan con un total de 610 incorporaciones en los primeros cursos –que empezaron ayer con las jornadas de presentación– en los 14 grados que se pueden estudiar en Ferrol y, si se suma a los estudiantes que ya estaban en este campus, hacen un total de 3.000, aunque esta cifra aún no es definitiva puesto que quedan por llegar los alumnos de máster y los de doctorado.
En proporción, un 90% de los alumnos que cursan algún tipo de ingeniería son hombres. Esta barrera llega a ser aún más grande en estudios como en el Grao de Enxeñaría Eléctrica, donde las mujeres no llegan al 5%. Pasa todo lo contrario en otras facultades como la de Humanidades e Documentación, en la que las alumnas son mayoría. Una de las carreras que ha llenado sus plazas este año es la de Relaciones Internacionales, que atrae gente de muy diversas procedencias.
Hay quien ha entrado en su primera opción, como Elena, que a pesar de su corta edad sabe que lo suyo es la ingeniería mecánica. Ella tiene claro que, en su caso, también es una herencia familiar y que, en un futuro, compartirá profesión con sus padres.
Su motivación fue clara y es que sus inquietudes se fusionan con esta carrera, ya que la ingeniería es “la continua mejora”.
Comparte con ella disciplina, pero no especialización ya que él ha escogido Naval, Marcelo. Él es de Ferrol y cree que estos estudios, si se cursan en esta ciudad, tienen más prestigio. Es un “elemento continuo” de la urbe, dice refiriéndose al mundillo del naval. Marcelo, que viene del IES Sofía Casanova no duda, además, en resaltar el papel que tuvo su instituto en su toma de contacto con la universidad, y hoy, de los 31 alumnos que salieron de su clase de segundo de bachiller son tres los que compartirán aula este año.
Otros alumnos, como puede ser el caso de Aitana, natal de Ferrol, llegan al campus de su ciudad después de pasar por otros estudios. Ella comenzó Administración y Dirección de Empresas en Santiago, pero se dio cuenta de que no era lo suyo y decidió volver a casa. Este fue el factor más importante, pero también influyó la cuantía económica que suponía estudiar fuera y que “no todas las familias pueden sostener, aunque se concedan becas”.
Muchos vienen de fuera, y aunque hay una gran variedad de procedencias, la mayoría son de la propia comunidad –también hay gran presencia de estudiantes asturianos y canarios– y se enfrentan a uno de los retos más importantes de cara al curso escolar, pero fuera de las aulas.
La odisea de encontrar piso en Ferrol ha sido, para muchos, una contrarreloj. Explican que, al no conocer la ciudad, es mucho más complicado saber cuáles son las zonas en las que quedarse, los rangos de precios o, simplemente, encontrar compañeros con los que poder compartir.
Así, a pesar de que ya todos tienen alojamiento, hubo quien desde un principio optó por quedarse en residencias universitarias, como la que hay en la calle Sánchez Barcaiztegui y que, como los propios estudiantes asumen entre risas, “les genera más confianza a los padres”.
Otros, sin embargo, han encontrado pisos bien sea porque han entrado en la carrera en la primera convocatoria o porque el boca a boca les ha hecho un grandísimo favor.
Ese es el caso de Irene e Iago, dos estudiantes que comienzan Podología y que se conocieron durante la búsqueda de alojamiento. Al final acabaron viviendo por separado, pero esta búsqueda conjunta les hizo poder afrontar el inicio de curso en compañía. En ambos casos, estos estudios no eran su primera opción pero, una vez visto el programa y el campus, han decidido quedarse.
En el caso de Irene, además, jugó una mala pasada la desinformación en su centro de estudios en A Coruña, ya que “no nos explicaron los sistemas de preferencia”, lo que hizo que se la descartase en otras carreras.
A pesar de sus diferencias, de sus idas y venidas, todos tienen claro que es una ciudad con potencial.
En el caso de Nicole, que acaba de llegar desde Boiro, asume que la urbe naval ha sido una grata sorpresa, ya que “é moito máis acolledora do que eu esperaba”, cosa en la que coincide con Ismael, un ourensano con el que comparte clase en el Grao de Relacións Internacionais. Él, por su parte, valora el hecho de “poder ir andando a todos lados”, puesto que es una realidad que muchas de las nuevas incorporaciones de la UDC aún no tienen coche, algunos incluso ni la edad para tener permiso de conducir.
Ambos coinciden en que tenían una idea preconcebida de la ciudad a raíz de oídas en sus círculos sociales y, al llegar a ver sus alojamientos –a mediados de agosto– se dieron cuenta del potencial que tiene la urbe.
Esta es una visión que comparten tanto alumnos –aunque está menos extendida en aquellos que ya llevan unos años residiendo en Ferrol– como profesores. Los que llevan la batuta dentro de las aulas tienen claro que sigue habiendo prejuicios y que, en ciertas ocasiones, “esta ciudad no se ve –por parte de los futuros estudiantes– apetecible”.
Emma Rodríguez, decana de la Facultad de Enfermería y Podología, no puede estar más en desacuerdo y su propia historia es el motivo. Ella, natural de Quiroga (Lugo), vino a cursar sus estudios sanitarios –enfermera de profesión– a la ciudad naval y nunca se marchó.
Ahora, que además es docente en el Campus Industrial, se enfrenta a este inicio de curso y destaca que, a diferencia de otros años, este septiembre las aulas de su facultad se han llenado, prácticamente, por alumnos de la comarca.
“El incio de curso te sigue haciendo ilusión”, comenta la lucense, rompiendo así un poco el estereotipo de que la vuelta al trabajo no tiene su aquel.
A pesar de todo, reconoce que sí que existen limitaciones en la ciudad que influyen en los factores de atracción. Una de ellas, quizá la más subrayada tanto por docentes como por alumnos, es el transporte público ya que hay que tener en cuenta que no todas las familias pueden hacer frente al pago de un alquiler y los estudiantes no siempre son el inquilino deseado por los arrendadores. Esto afecta de manera directa, por ejemplo, a los futuros podólogos, pues el de Ferrol es el único campus de Galicia que oferta estos estudios y la conexión con otros puntos no es siempre compatibles con los horarios académicos.
Iago, que es de Ourense, tendría que hacer cinco horas de tren diarias –en autobús sería con transbordo en Santiago– para poder llegar a su centro de estudios pero, aún así, no llegaría a sus clases, puesto que los horarios no cumplen sus necesidades.
La Escuela Universitaria de Diseño Industrial solo oferta un grado, el de Enxeñería de Deseño Industrial e Desenvolvemenro de Producto que, como cada año y siempre en primera convocatoria, cubre la totalidad de sus plazas.
Esta es una titulación, dirigida por Jon Solozábal, que confiesa que “los estudiantes llegan con miedo”. Ellos se enfretan hoy a la presentación de unos estudios, y lo hacen de manera transversal, es decir, además de explicar el programa docente, las posibilidades que ofrece estudiar en la UDC o las futuras salidas –una de las preguntas más populares entre los estudiantes– muestran los proyectos de los que ya se han graduado para que, así, se pueda obtener una visión 360º de su potencial como futuros ingenieros.
Desde fuera hay quien piensa que el diseño es “a ver qué se me ocurre”, como expone el profesor. Esto no puede estar más lejos de la realidad y Solozábal explica que este es un proceso mucho más complejo. “La gente que viene aquí descubre que se necesitan unos parámetros muy concretos para poder avanzar”, comenta el director.
La tarea para estos jóvenes en su primer día es dibujar una silla, tarea fácil en apariencia pero “nadie dibuja una silla de ruedas, de montar o de niños” y, como continúa “hay que preguntar para quién es”. Así, el docente deja ver que esta carrera es mucho más de lo que en un primer momento se puede pensar.
Eso sí, destaca que el alumnado de su facultad “siempre viene con ganas”, cosa que juega a favor de unos estudios a los que se va a “hacer cosas distintas”