Vuelve la Dolorosa a su casa de Ferrol tras siete largos años en el “exilio” de San Julián

Sonaron las campanas de San Julián y de Dolores para despedir y recibir a la Virgen y al Cristo
Vuelve la Dolorosa a su casa de Ferrol tras siete largos años en el “exilio” de San Julián
La Virgen de Dolores volvió a su casa entre el aplauso de los devotos | D. ALEXANDRE

El regreso de la Virgen a su iglesia fue este Viernes de Dolores un viaje emocional en el tiempo. Los cientos de ferrolanos que la esperaban bajo la araucaria y los camelios sintieron, con toda seguridad, la misma emoción que aquellos que lograron traerla de vuelta a su templo en 1888 y 1941, después de tres décadas y de cuatro años de cierre, respectivamente, por los primeros colapsos estructurales del edificio que desembocaron en esta última obra, obligando a echar el cerrojo durante más de siete años.


La talla anónima del XVIII que los servitas empezaron a venerar en la antigua parroquial de San Julián, en 1750, tuvo un primer “exilio” en la capilla de San Roque hasta la inauguración de la concatedral, el lugar al que siempre volvió cuando sus muros —“demasiado esbeltos para su altura”, como advirtió el arquitecto Solinis— dieron síntomas de debilidad.

 

 

“Bienvenida a casa”, dijo el obispo Fernando García Cadiñanos en el umbral de la iglesia, justo cuando cesaron las campanas más insistentes que se recuerdan en el barrio de A Magdalena, a cuatro badajos entre San Julián y Dolores. El aplauso de los devotos y los cofrades fue la señal de entrada, ante la mirada del Cristo de la Misericordia.

 

 

El Coro Diapasón se encargó de la banda sonora de una entrada para el recuerdo. Antes, el cortejo recorrió la cuadrícula con dos paradas: en la iglesia del Carmen y en la capilla de la Merced. Los titulares de la hermandad de Méndez Núñez se giraron en señal de agradecimiento por la ayuda prestada por ambos templos durante esta temporada sin sede canónica en la que fueron acogidos allí.

 

 

Fueron muchos los que en este día se acordaron de Xosé Francisco Delgado, el que fuera párroco de Dolores y uno de los que más insistió en la necesidad de rehabilitar el templo, un deseo que ha podido ver cumplido aunque su delicada salud no le ha permitido asistir a los actos de inauguración, explican desde su entorno.

 

 

Con todo, la Cofradía de Dolores puede sentirse satisfecha no solo por la recuperación de su sede canónica, sino también por la exhibición que ha hecho este viernes en las calles de Ferrol, firmando un traslado que ya ha pasado a formar parte de la historia de la ciudad.

Vuelve la Dolorosa a su casa de Ferrol tras siete largos años en el “exilio” de San Julián

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