Los vecinos y vecinas de Moeche, especialmente aquellos dedicados a la ganadería, viven las últimas jornadas con preocupación ante el aumento de ataques por parte de los lobos a sus animales. “Hay casos cada semana. Los técnicos de Medioambiente de la Xunta nos dicen que están desbordados, que últimamente solamente atienden este tipo de situaciones; por no hablarte de lo que están padeciendo en la Mariña lucense o en las zonas de media o alta montaña, donde la situación es mucho peor”, comenta Manuel Mariña, un joven de 27 años que se dedica a criar caballos de pura raza española –enfocados a la doma clásica– en una finca de Balocos, en Moeche, desde hace unos cuatro años.
El pasado fin de semana le tocó vivir una situación cuando menos desagradable al encontrarse a su potro de cuatro meses completamente destrozado. “Cuando fuimos a atenderlo, para darle el pienso, nos lo encontramos comido por los lobos. Su madre, una yegua de cría, también resultó herida. Le mordieron en un pectoral y en una nalga”, explica Mariña, que apunta a que “estamos ahora mismo con los tratamientos. La yegua está embarazada y no sabemos cómo le va a afectar al feto la medicación y el estrés que padeció durante el ataque”, lamenta. “En diez días vendrán a hacerle una ecografía”, añade.
La situación de los ganaderos de la zona se ha complicado en los últimos meses, siendo cada vez más habituales estos ataques por parte de los lobos a todo tipo de animales y a plena luz del día. “Atacan a los potros, a las cabras, a las ovejas... apenas podemos hacer nada para evitarlo”, indica el joven. “Nosotros dimos aviso al 012 y mandaron a un técnico a comprobar que se tratase de un ataque de lobo. En este caso estaba claro porque todavía quedaban las huellas de los animales. Se abrió un acta de la incidencia y ahora estamos a la espera de la resolución”, apunta el afectado.
Sin embargo, incide en que aunque esta sea favorable, las ayudas compensatorias que recibirá “apenas cubrirán el 20% del valor del potro y del trabajo que supone mantenerlo, además del coste de inseminar previamente a la yegua”.
Una muestra de que los ataques de lobos se llevan sucediendo en las últimas semanas la encontramos en Félix Esclusa, vecino modestino de la parroquia de Labacengos. El pasado 21 de septiembre formalizó la denuncia ante el ataque, también por parte de los lobos, a tres de sus ovejas. “Llegué a las ocho de la tarde y vi que las ovejas no estaban. Al día siguiente me las encontré muertas en el campo de al lado. El ataque tuvo que ser entre las seis y las ocho de la tarde, porque los vecinos me dijeron que las vieron pasar a las cinco y media”, explica.
Este vecino apunta, asimismo, a un problema de gestión. “Estamos viendo ahora los resultados de las políticas de conservación de esa especie. Ahora nos estamos enfrentando a un problema nuevo, en el que se combina la protección del lobo con la defensa de la ganadería, que se está viendo muy afectada. No es mi caso, porque yo no me dedico a esto, pero a los que sí lo hacen las ayudas no les llegan para paliar los daños”, añade.
Esclusa apunta, además, a un cambio en los hábitos de los lobos, algo en lo que también concuerda Mariña. “Tenemos un problema grande y la solución tampoco es acabar con el lobo. El problema es la gestión que se está haciendo. Antes no se les veía por zonas cercanas a las casas. Tenía miedo al hombre. Y, ahora mismo, te encuentras a uno en un camino y no se escapa. Se ha acostumbrado al ser humano. Pero la solución no son batidas, ni venenos. El problema viene de más arriba y hay que cortarlo de raíz”, añade el joven ganadero modestino.