La Unión Europea y EEUU respondieron ayer a las amenazas de Rusia en las fronteras de Ucrania reforzando su alianza energética para garantizar un suministro “continuo, suficiente y oportuno” de gas al bloque comunitario en caso de una crisis como un eventual ataque de Moscú a Kiev.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de EEUU, Joe Biden, salieron al paso de los últimos acontecimientos con una declaración conjunta en la que ambos se comprometen a “intensificar la cooperación energética” con el fin de que ciudadanos y empresas en la UE y en países vecinos “dispongan de unos suministros energéticos fiables y asequibles”.
El texto se enmarca en la escalada de tensiones con el Kremlin, que acumló tropas en sus fronteras con Ucrania y despertó el miedo a una nueva agresión a su vecino, a pesar de los intentos diplomáticos por apaciguar las intenciones del presidente ruso, Vladimir Putin.
En este contexto, fuentes europeas reconocen que trabajaron “más intensamente que nunca” con las autoridades estadounidenses durante las últimas tres semanas, con el objetivo de preparar sanciones contra Moscú, pero también para estar listos frente a las que pueda adoptar Rusia contra el club comunitario.
El problema de la UE es que depende en gran medida de las importaciones de gas procedentes de Rusia, que aglutina el 41% de ellas y distribuye este recurso a unos veinte Estados miembros, con los socios del sudeste del bloque como los más afectados.
Además, los depósitos de gas de los países de la UE, cuando el hemisferio norte se encuentra en mitad del invierno, están actualmente al 40%, frente al 53% de los valores de hace justo un año.
Diversificar su cartera y reducir la dependencia del gas ruso es uno de los grandes objetivos que se marcó el bloque desde hace tiempo, a pesar de que Berlín y Moscú sacaron adelante su plan para aumentar las importaciones de gas a través del Nord Stream 2, pendiente aún de autorización para operar, algo a lo que se opone Estados Unidos.
En 2019, con Donald Trump en la Casa Blanca y Jean-Claude Juncker en el Berlaymont, Bruselas prometió incrementar sus importaciones de gas estadounidense para zanjar un conflicto comercial con Washington y en los seis meses siguientes las compras aumentaron un 181%.
Mayor proveedor
Actualmente, Washington es el mayor proveedor de la UE de gas natural licuado (GNL), como recuerdan Biden y Von der Leyen, que remarcan que están trabajando “con gobiernos y operadores de mercado en el suministro de volúmenes adicionales de gas natural a Europa desde diversas fuentes en todo el mundo”.
“El GNL en el corto plazo puede reforzar la seguridad de suministro y al mismo tiempo permitir la transición hacia las cero emisiones”, continúa el texto conjunto, que también recoge el compromiso del Ejecutivo comunitario para “mejorar la transparencia y la utilización” de los terminales de gas natural licuado en la UE.
Contactos con Catar
En la misma línea, la presidenta de la CE y el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, contactaron con el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Zani, para facilitar la diversificación del suministro de gas y reducir la dependencia de Rusia.
“La fiabilidad de Catar como proveedor energético es importante para la seguridad energética de la UE y los suministros de gas”, escribió Michel en su cuenta de Twitter tras hablar con el emir.
Horas antes, la jefa del Ejecutivo comunitario mantuvo una “excelente” llamada con Al Zani y destacó la necesidad de “mejorar” la asociación de la UE con Catar, en particular en asuntos energéticos. “Es importante fortalecer la seguridad energética de Europa con socios fiables”, remarcó la alemana en la misma red social.
Por parte española, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, expresó ayer su confianza en la vía diplomática para solucionar el conflicto entre Rusia y Ucrania, al tiempo que aseguró que pese a esta situación el suministro de gas para España “está garantizado” gracias a las actuaciones con países como Argelia.
En esta línea, indicó que esperan es que “haya una posición común en la UE que deje sin efecto está tendencia inflacionista que están teniendo los mercados energéticos para que al final seamos capaces de que los consumidores y la industria no perciba como un inconveniente el aumento de los precios”.