Una de las frases más repetidas por el PP durante el mandato pasado fue “son ustedes un gobierno desbordado”. Nos acusaban los conservadores de incapacidad de gestión por haber decidido gobernar en minoría, con ocho concejales y concejalas de una corporación de 25. Cierto es que sus 12 fueron determinantes para tumbar algunos contratos o incluso para perder casi dos millones de euros de fondos europeos y que, en caso de haber contado con una mayoría absoluta, el número de servicios que contarían con contrato a día de hoy o el número de actuaciones ejecutadas habría sido mayor.
Pero eso no se llama gobierno desbordado, sino gobierno bloqueado por un grupo, el PP, instalado en eso de “cuanto peor, mejor”, del que ya he escrito en otras ocasiones.
Esa idea, repetida como un mantra especialmente durante la campaña, supongo que caló entre parte de la ciudadanía y, en todo caso, la realidad fue que las elecciones del 28M se saldaron con una mayoría absoluta para el Partido Popular. Por fin llegaba -pensarían muchos- un gobierno de trece, para resolver en cien días -como había prometido el entonces candidato, José Manuel Rey- todas las “desfeitas” del equipo de Mato. Pero, ni cien ni doscientos días. Han pasado siete meses ya desde la toma de posesión del gobierno y, lejos de resolver problemas, la realidad es que, en términos generales, han generado más.
Es evidente que, en todo este tiempo, no todo ha ido negativo -faltaría más-, pero lo que se ha constatado es que el gobierno de trece es incapaz de gestionar lo que, con pandemia incluida y las dificultades propias de la necesidad de llegar a acuerdos permanentemente para sacar muchos asuntos adelante, fue capaz de materializar. Y para muestra, un botón. O dos. Ahí van.
Durante la precampaña y campaña asistimos a diversos actos de protesta por la situación de precariedad de la biblioteca. Efectivamente, las dificultades en el área de personal y los cambios en la contratación de becarios lastraban la correcta y plena atención en las bibliotecas municipales, pero aun así buscamos una solución temporal, además de priorizar la oposición de la plaza pendiente de auxiliar, para cubrir de forma adecuada el servicio durante 2023.
La idea era contratar con cargo -una parte- a la Diputación a ocho personas -que luego fueron siete- y, en esos meses, concretar y tramitar un programa, que garantizaría la estabilidad laboral y de funcionamiento durante al menos cuatro años. La oposición vio un filón en este asunto, que usó como arma electoral en campaña. ¿Y qué ha hecho el PP en este tiempo? Nada, puesto que la biblioteca que está abierta, la de la plaza de España, ya ha tenido que limitar su horario este mes.
La solución que aportan, además, es la misma que dimos como “parche” en 2023, e incluso con menos personal, ya que pedirán cinco auxiliares en la subvención provincial.
¿Y qué decir del turismo? Se cesó, después de haber votado en contra en 2020, a la gente de la empresa mixta y en tres meses el gobierno de Rey Varela no ha sido capaz de resolver esta situación, ni ha querido abordar el futuro de este organismo con los grupos de la corporación. A mayores, ha dejado a las oficinas de turismo sin contrato, lo que precariza la gestión de un sector al que en los últimos años se le había dado un impulso como uno de los motores económicos de la ciudad.
Son solo dos ejemplos, pero por desgracia para Ferrol, hay muchos más. ¿Quién es, y cuál, el gobierno desbordado?