I nsisto en la reflexión de que el género humano ha progresado exponencialmente en tecnología, y escasamente en humanística, raciocinio y civilización.
La actual despiadada guerra que estamos viviendo, hace ver la baja condición humana. Siempre hay guerras y de varios tipos, pero las sangrientas con armas y miles de víctimas inocentes, nos quedaban lejos: Afganistán, Siria, Etiopía, Yemen. Esta nos está llamando a la puerta, la tenemos en la misma Europa.
La historia de la civilización, nos demuestra que no hemos sido capaces de lograr un régimen político que nos haga avanzar en una sociedad mejor libre y en paz.
Revisando teorías políticas, destacando las dos tendencias principales, comunismo y democracias liberales podemos llegar a la conclusión de que “hacemos agua”
El comunismo pensado teóricamente por Carlos Marx y Engels, demostró a la hora de la practica su rotundo fracaso.
Las experiencias puestas en marcha por sus “discípulos aventajados” son ilustrativas. El camarada Mao en su intento de revolución industrial China, pasando de la cultura agraria a la industrial, provocó una hambruna que acabó con la vida de 36 millones de personas. Los experimentos de los camaradas Lenin y Stalin no se quedaron atrás en resultados.
Siguiendo en Rusia, ahora, nos encontramos con un ejemplo más: el camarada Putin y su execrable invasión, con miles de víctimas civiles inocentes, de su vecina Ucrania.
Tampoco salimos muy ilusionados si analizamos los sistemas democráticos liberales; en sus resultados hay de todo. Sin duda aprovechando la técnica de la propaganda, la desinformación y la manipulación del ciudadano podemos ver en la actualidad como verdaderos orates logran una “teórica presidencia legal” de un país, y no quiero mencionar casos, aunque, estoy seguro, que a muchos se nos vienen a la mente ejemplos bien conocidos, tanto a niveles estatales, como regionales.
Es desolador que a estas alturas de la civilización vivamos una situación en que un solo elemento pueda acumular el suficiente poder como para destruir pueblos, naciones y ciudadanos. Es más desolador que tengan en sus manos armas de destrucción masiva de millones de personas, que prefiero ni nombrarlas aunque todos sabemos de qué estamos hablando.
Nunca avanzará la sociedad mientras un solo régimen político pueda mantener estas situaciones de amenaza y destrucción en cualquier parte del Planeta.
Decía Einstein, padre de la bomba atómica, aun a su pesar, que desconocía como se desarrollaría la tercera guerra mundial, pero era consciente de cómo sería la cuarta: palos y piedras.