El método jurídico

Una manifestación del pensamiento único tan presente es en este tiempo es la adoración por lo formal: la idealización o sublimación del método. Es decir, el derecho no sería ciencia si no se planeara desde el método científico, una cuestión afecta sobremanera al ámbito de la investigación y que cuando se proyecta sobre el quehacer jurídico de los operadores del Derecho puede conducir a conclusiones falaces. Pensar que el juez no puede elaborar sus decisiones fuera del método científico, para evitar que disponga de algún espacio de valoración es tanto como intentar convertir el Derecho en una cierta inerte, sin vida, puramente formal.

La idolatría por la cuestión metódica en el ámbito jurídico queda patente en que su construcción se apoya en el propio método, y toda ella no es en realidad sino metodología . Entonces, lo que no es método, sencillamente se desprecia como carente de relevancia científica y se condena al mundo de la especulación y valoración personales. Es curioso, porque se enfatiza el método, pero sus conclusiones son accidentales pues, desde el narcicismo metodológico, el centro y la matriz del Derecho es la posición de partida. Es decir, la razón técnica, el funcionalismo, asume y absorbe a la razón ética, a los valores.

En el fondo de este planteamiento se encuentra una versión procedimental o hiperformal de la misma democracia, que dejando de lado los valores solo atiende a procesos y procedimientos. La legitimación democrática de la decisión se realiza precisamente a través del procedimiento que se desconecta justo de los valores de la misma decisión.

El profesor García de Enterría lo ha entendido al señalar que la meditación científica sobre el Derecho no es una operación abstracta y puramente cultural que no tenga nada que ver con la vida real del Derecho (como la astronomía no influye para nada en el comportamiento de los astros), sino que es ella misma un trozo de esta vida real del Derecho. En efecto, el Derecho no puede ser reducido, de ninguna manera, a caparazones, a formatos, a envolturas, a meras formalidades producto de un método científico sin fundamento in re que consigue, tras la acción de la razón abstracta o puramente funcional, grandes deducciones desgajadas de la vida misma. Sin valores el Derecho, la misma Democracia, el funcionamiento del Estado acaba en manos del poder de cada momento, vaciándose de contenido el Derecho, la Democracia y el mismo Estado.


El método jurídico

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