Los tablones de avisos, viejos canales analógicos de comunicación, siguen desempeñando una función importante en instituciones y empresas como medio de difusión de información interna para transmitir mensajes y, al tiempo, pueden ser aprovechados para desempeñar un papel singular en la formación de los destinatarios difundiendo contenidos que fomenten el aprendizaje.
Cumple esta función de informar y formar un mensaje colocado en el tablón de una Iglesia de A Coruña sobre la necesidad de apagar los teléfonos móviles en ese lugar. “Cuando entres en esta Iglesia, se lee en el tablón, es posible que escuches ‘la llamada de Dios’. Sin embargo, es poco probable que te llame al móvil. Mejor ponlo en silencio. Si quieres hablar con Dios, entra, elige un lugar tranquilo y conversa con él sin prisa. Y si quieres verlo, envíale un mensaje de texto mientras conduces”.
Es un mensaje delicioso en el fondo y en la forma que responde a la primera regla de una buena comunicación: informar de forma clara, breve y sencilla. En este caso, además de la labor informativa –apagar los móviles durante la estancia en la iglesia–, contiene un mensaje de advertencia a los fieles y lectores sobre el peligro que entraña utilizar el teléfono móvil “mientras conduces”.
El mensaje es extrapolable a otros lugares y ámbitos de la vida, como hospitales, clases docentes, reuniones, conferencias, almuerzos, tertulias informales…, contextos en los que es una impertinencia que suene el móvil invadiendo esos espacios privados que requieren respeto y atención para no incurrir en una desconsideración hacia los demás.
Es verdad que los móviles se han convertido en una herramienta imprescindible en la vida diaria. Son mucho más que un simple dispositivo de comunicación y se han convertido en imprescindibles en nuestras actividades cotidianas por su capacidad para comunicar, informar y entretener. Son una herramienta diseñada para mejorar nuestra vida, no para reemplazarla o distorsionar nuestro mundo de relaciones en las actividades diarias. Pero hay espacios en los que estos dispositivos de comunicación no deben tener cabida.
Por eso, como todo en la vida, están sometidos a limitaciones y una de ellas es que la tecnología debe respetar el contacto humano. Los móviles son una herramienta poderosa, pero su beneficio en nuestras vidas depende de nuestro control sobre ellos y del uso que demos a esta tecnología que ha de convertirse en un aliado para vivir de manera más plena, conectada y significativa. Es en el equilibrio entre lo digital –la tecnología– y lo analógico donde podemos encontrar mayor bienestar.
En el caso de la iglesia coruñesa, silenciar el móvil es un acto de educación cívica y de respeto hacia los demás y hacia nosotros mismos en un lugar que requiere silencio y recogimiento.