Estamos ante una ‘tripledemia’ de infecciones respiratorias agudas, más intensa de la que tuvimos el año pasado. Los casos de gripe A, covid-19 y VRS (virus causante de la bronquiolitis que afecta fundamentalmente a los niños) continúan en ascenso, si bien lo que más preocupa es el aumento espectacular de casos de gripe A (un 35% de casos más que el año pasado), así como los ingresos hospitalarios. La concausa de tres factores determinantes, han desencadenado esta situación: época de frío y humedad (es habitual que las infecciones respiratorias repunten en esta época del año); la baja tasa de vacunación ha dejado desprotegida a la población (solamente un 50% de la población se ha vacunado contra la gripe y covid-19, menos que el año pasado); no usar mascarilla como medida de protección.
Lamentablemente no hemos aprendido la lección tras la pandemia por covid-19. Las autoridades no han hecho nada para prevenir esta situación, no han tomado las medidas oportunas para reforzar el sistema sanitario en esta época del año para evitar que los hospitales y centros de salud se saturen y estén tensionados. La población ha bajado la guardia en lo que se refiere a medidas de protección que nos ayudaron durante la pandemia por covid-19. Las reuniones familiares y los eventos multitudinarios en las fiestas navideñas, contribuyeron al aumento de casos y el pico de contagios llegará en la segunda quincena de enero. Las personas que están afectadas por un proceso infeccioso de vías respiratorias deben aislarse y utilizar mascarilla para proteger a los de su entorno.
Eché en falta la unidad de criterio y de acción en cuanto a las medidas a tomar para afrontar esta situación entre el Ministerio de Sanidad y las 17 CCAA. La imposición por parte del Ministerio de Sanidad respecto a la obligatoriedad del uso de la mascarilla a partir de hoy miércoles día 10 de enero en el ámbito hospitalario y centros de salud, y recomendar su uso en aglomeraciones, y farmacias, llega muy tarde; y a mi modo de ver, dicha medida tenía que haberse tomado mucho antes, pero de forma consensuada con las 17 CCAA, demasiada política por medio, cuando lo que tiene que prevalecer es el interés general y la salud de la gente. Es importante que las personas que utilicen a diario el transporte público masificado, utilicen la mascarilla, ya que la posibilidad de transmisión de los virus y el riesgo de contagio, es alto. En todo caso, tal y como venimos defendiendo los expertos, el uso de la mascarilla es necesario al menos mientras dure el pico epidémico de los virus respiratorios comentados, mientras la situación epidemiológica no mejore y volvamos a la normalidad. Recordar para aquellos que no se hayan vacunado recientemente, que las vacunas, con el paso del tiempo pierden efectividad y disminuye el nivel de protección, de ahí que lo recomendable es ponerse la dosis de recuerdo, sobre todo los más vulnerables (personal sanitario, pacientes inmunodeprimidos, pacientes con patologías crónicas, mujeres embarazadas, y las personas de más de 65 años). Los virus pueden mutar y surgir nuevas variantes, de ahí la importancia de renovar y actualizar las vacunas. En el caso de la vacuna antigripal, debe renovarse cada año. Respecto al VRS hay una vacuna aprobada por la EMA que protege a los niños y que es recomendable su administración. La tasa global de infecciones respiratorias (si sumamos los tres virus), está en 952,9 casos/100.000 hab. Dicho esto, el uso de la mascarilla es necesario en este momento, ya que es una barrera eficaz que protege y evita la circulación del virus, con lo cual disminuirán, significativamente los contagios y conseguiremos frenar la ‘tripledemia’.