Vaya por delante las condolencias a las victimas y damnificados del desastre natural y “error humano” que se han vivido en las cinco comunidades afectadas. Las catastrofes y los desastres “provocados por la incompetencia” son cíclicos y en consecuencia deberían ser previsibles por puro conocimiento empírico. Ante la crisis actual, recordar sucesos anteriores y la respuesta del Gobieno Nacional de turno, es más que necesario. Ciñéndonos a la etapa democrática ―en teoría la de mayor progreso― reflexionemos: inundaciones de Bilbao en 1.983, naufragio del buque Casón 1.987, riadas anteriores en Valencia, 1.982, 2.019, hundimiento del buque Prestige en 2.002, riada del Ebro en 2.015 (cuando el actual responsable del Gobierno se quejaba de falta de prevención), Covid en 2.019; terremoto de La Palma y actual inmigración ilegal, en la que la inacción gubernamental es patente. En todos los casos, bien provocados por la impericia o bien por la naturaleza, la respuesta de los Gobiernos de turno ha sido poco afortunada. Centrandonos en la dura realidad de hoy es conveniente ver en el BOE algunos conceptos clave:
―Son emergencias de interés nacional: las que por sus dimensiones efectivas o previsibles requieran una dirección de carácter nacional. Corresponderá la declaración del interés nacional al titular del Ministerio del Interior, bien por propia iniciativa o a instancias de las Comunidades Autónomas o los Delegados del Gobierno.
―Los Confederaciones Hidrográficas, son organismos autónomos de la Administración General del Estado.
Se adscriben al ministerio que ejerce, en cada momento, las competencias en materia de medio ambiente, el Ministerio para la Transición Ecológica.
―AEMET: como Servicio Meteorológico Nacional y Autoridad Meteorológica del Estado, el objetivo básico de AEMET es contribuir a la protección de vidas y bienes a través de la adecuada predicción y vigilancia de fenómenos meteorológicos adversos. Frases como: «Si necesita más recursos, que los pida», no parecen las más apropiadas, y retratan claramente las prioridades del Gobierno Nacional. La lamentable respuesta y predicción de la actual situación induce a pensar que este pasís merece algo más que una sucesión de Gobiernos fallidos ―de cualquier signo― porque finalmente el que da la cara, el esfuerzo y sufre las consecuencias sigue siendo el ciudadano de a pie.
“Que buen vasallo sería si tuviera buen señor”, frase del Cantar del Mío Cid, que en estas dificiles situaciones viene a la memoria.