Los afectados por covid persistente, que se estima son entre el 10 y el 20 % de los casos, unos dos millones de españoles, celebran hoy su primer Día Internacional de Reconocimiento y Concienciación del Covid Persistente para reclamar más visibilidad e investigación de lo que para ellos es "un viacrucis".
Los pacientes teñirán este 15 de marzo de tres colores, los que llevará el lazo que representa su día: el gris, que representa la pérdida y el duelo; el verde azulado, de esperanza y apoyo, y el negro, que significa la soledad y aislamiento que sienten.
Tal y como ha explicado a Efe Isabelle Delgado, portavoz de la Asociación Long Covid Euskal Herria, los pacientes y cuidadores de todo el mundo buscan con esta campaña aumentar la visibilidad de la covid persistente, prevenir nuevas infecciones, empoderar a los afectados, compartir apoyo y recursos, educar sobre los síntomas y destacar la necesidad de financiar investigaciones relevantes.
Entre sus demandas están más formación para los médicos con el fin de que pueda haber una atención global y un protocolo unitario para tratar esta enfermedad, ya que actualmente les "derivan de un especialista a otro".
Como previa a esta efemérides, acordada por las asociaciones de afectados de todo el mundo, y coincidiendo con el tercer aniversario del confinamiento, representantes de las españolas leyeron ayer un manifiesto para recordar que "la pesadilla continúa, sin embargo, para casi dos millones de ciudadanos de este país".
"No nos dejen solos", claman los afectados de la covid persistente, "una maraña de síntomas y enfermedades" que les afectan de forma diferente, "un viacrucis de visitas a médicos y un sinfín de pruebas diagnósticas, un ir y venir de gestiones con la administración, una merma" de su vida anterior y, a veces, "una no vida".
Como la de Laura Martínez, que pilló el coronavirus casi al inicio de la pandemia, cuando estaba a punto de casarse y hoy, tres años después, ir a una consulta médica o a un acto le "supone cuatro o cinco días de recuperación en sofá-cama", cuenta en conversación con EFE.
Antes era teleoperadora, pero ahora lucha para que se le reconozca una incapacidad: "¿Cómo pretenden que yo, que me cuesta mantener la concentración y me fatigo, hable durante 30 horas a la semana, pida datos y maneje un programa informático si muchas veces no soy ni siquiera capaz de vestirme?", se pregunta la joven de Valdeorras (Ourense).
Según explica, la mayoría de afectados reciben el alta o, con suerte, una incapacidad temporal revisable al año, "sin existir constancia alguna de nada que indique que vamos a mejorar".
"Hacer algo tan básico como vestirnos, asearnos o hacer una cama nosotros solos es tener -dice- un día bueno; un día malo se resume en ir del sofá a la cama y apañártelas". Lo peor es que no ve un horizonte de mejora: "Nos hacen analíticas de control, ¿expectativas de que vamos a mejorar? Aunque suene triste, la verdad, pocas".
La covid persistente ha afectado a 17 millones de europeos en los dos primeros años de pandemia y el número sigue aumentando, según los datos que trasladó ayer mismo la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, a los ministros de los Veintisiete.
"Una de cada ocho personas experimenta síntomas que duran más de lo esperado. Las personas se quedan con una variedad de síntomas físicos y psicológicos, como fatiga, dificultad para respirar o depresión", dijo Kyriakides durante un consejo de ministros europeos de Sanidad celebrado en Bruselas.
Según la Organización Mundial de la Salud, sufren covid persistente los enfermos que al menos dos meses después de la infección no se han recuperado por completo y suponen entre el 10 y el 20 % de los pacientes afectados por el coronavirus.
La Comisión Europea está creando una red de expertos nacionales para "abordar desafíos relacionados con la gestión de la covid de larga duración", añadió Kyriakides, quien señaló que se ha avanzado mucho en la comprensión de esa enfermedad pero subrayó que es necesario seguir profundizando.