El secretario ejecutivo de ONU Cambio Climático, Simon Stiell, urgió ese sábado a los líderes del G20, que se reúnen la próxima semana en Río de Janeiro, a colocar la crisis climática mundial como “el tema número uno” de su agenda en ese encuentro.
Antes de la cumbre de líderes del G20 en Río de Janeiro, que se celebrará del 18 al 19 de noviembre, Stiell argumentó desde la COP29 de Bakú (Azerbaiyán), que los impactos climáticos ya están destrozando todas las economías del G20, “arruinando vidas, golpeando las cadenas de suministro y los precios de los alimentos y avivando la inflación”.
La cumbre de la próxima semana debe enviar señales globales “muy claras”, dijo Stiell, por ejemplo que habrá más subvenciones y financiación en condiciones adecuadas, con la “máxima prioridad” de una reforma ulterior de los bancos multilaterales de desarrollo.
Eso supondría un alivio de la deuda, que para Stiell “es una parte crucial de la solución”, para que los países vulnerables no se vean paralizados por el coste sobreañadido de endeudarse. Según su criterio, los países más desarrollados tendrían que adoptar ya “una acción climática más audaz” .
Recordó Stiell que el G20 se creó para abordar problemas que ningún país o grupo de países pueden resolver por sí solos y dijo que sobre esa base ahora debería lanzar “señales fuertes” de que la acción climática es una cuestión central para las economías más grandes del mundo.
El dirigente de ONU subrayó, además, que para impulsar la financiación climática global se necesita garantizar que todos los países puedan compartir “los enormes beneficios de una acción climática más audaz: mayor crecimiento, más empleos, menos contaminación y energía más segura y asequible”.
“Garantizar que todos los países puedan generar resiliencia en sus partes de las cadenas de suministro globales”, añadió. En este sentido, señaló que para intensificar la financiación climática global se requieren acciones dentro del proceso de las cumbres del clima y fuera de él.