Las respuestas de Cristina Varela Lamas

Las respuestas de Cristina Varela Lamas
Cristina Varela Lamas

Cristina Varela Lamas, Especialista en patología mamaria y cirugía oncoplástica de mama del Hospital San Rafael respondió esta semana a las preguntas de los lectores a través de la sección Tu Especialista Responde


A través del TER, aclarará las dudas propuestas desde El Ideal Gallego respecto al ámbito de la  Patología y Cirugía Mamaria.

 

 

A continuación, las respuestas a las preguntas de los lectores:

 

¿A partir de qué edad se recomienda empezar a hacer revisiones?


La edad a la que debería empezar el cribado de cáncer de mama sigue siendo objeto de debate y las guías clínicas se van actualizando en base a la evidencia científica que se va obteniendo. La tendencia actual es la de ir hacia una personalización del cribado, dependiendo de edad, antecedentes familiares y personales, densidad mamaria,… En mi consulta hace años que comienzo el cribado a partir de los 40 años mediante mamografía (y ecografía), y de forma anual, o personalizado si existen antecedentes.

 

 

¿Con qué frecuencia deberían realizarse las mamografías y otras pruebas de detección?


Aunque el cribado poblacional establece mamografías cada dos años, la tendencia, como decía anteriormente, es a la personalización. Despúes de realizar una historia clínica y comprobar antecedentes familiares, personales, ginecológicos, tipo de mama, etc, aconsejamos la mejor opción para cada paciente. Según todo esto, mi recomendación es una revisión anual y pruebas de imagen adaptadas a cada paciente.

 

 

¿Qué factores de riesgo aumentan las probabilidades de tener cáncer de mama?


Hay dos tipos de factores: modificables y no modificables. Entre los “no modificables”, existen como factores de riesgo la edad, el sexo femenino, raza judía, edad primera menstruación muy temprano y menopausia tardía, mama densa, antecedentes personales o familiares de cáncer de mama. Luego tenemos los factores de riesgo modificables, sobre los que podemos actuar, como es la obesidad, el alcohol, la historia reproductiva,… recomendando realizar actividad física regular, alimentación saludable, evitar sobrepeso, disminuir el alcohol, limitar uso de terapia hormonal, y la lactancia materna que es un factor protector.

 

 

¿Cuáles son los síntomas más comunes a los que debemos prestar atención?


A rasgos generales, existen cinco señales de alerta de cáncer de mama: nódulo o bulto en la mama de reciente aparición, hundimiento o retracción del pezón, cambio de coloración en la piel de la mama, o piel de naranja, secreción o derrame a través del pezón y ambios en el perfil de la mama (hoyuelos, hundimientos). De ahí la importancia de la autoexploración mamaria, para tener conciencia de nuestras mamas y detectar cualquier cambio de forma precoz. La autoexploración mamaria en ningún caso sustituye a la mamografía o cualquier prueba de detección precoz.

 

 

¿Qué diferencia hay entre un bulto maligno y benigno en la mama?


Le llamamos tumoración a todo “bulto” que encontramos en la mama. Si es benigno, no supone un riesgo para la salud de la paciente, y dependiendo del tipo, tamaño y la clínica que produzca, aconsejaremos seguimiento o cirugía para su extirpación. Cuando hablamos de maligno, quiere decir que tiene potenciales riesgos para la salud de la paciente, con mayor o menor agresividad, y entonces tendremos que estudiar en profundidad qué tipo de tumor es, cuáles son sus “apellidos”, para ofrecer un plan terapéutico adecuado para cada caso.

 

 

¿Cómo afecta el historial familiar de cáncer de mama a las probabilidades de desarrollar cáncer?


El cáncer de mama causado por mutaciones a nivel genético sólo representa entre un 5-10% de los casos. El resto los trataremos como cáncer esporádico o con un componente de agregación familiar.

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