La “moda recatada”, que combina la modernidad y el decoro religioso en los diseños femeninos, está logrando cada vez mayor cuota de mercado en los países islámicos, e incluso se está haciendo un hueco en Occidente. Este fenómeno reciente y aún desconocido para gran parte del público en el resto del mundo es la columna vertebral de la exposición “Modas musulmanas contemporáneas”, que se inaugura mañana en el museo De Young de San Francisco (EE.UU.).
La muestra recuerda cómo marcas de alta gama a nivel internacional como Christian Dior, Jean-Paul Gaultier, Valentino y Chanel han explorado en algún momento este campo para sus clientas musulmanas, y destaca la fuerza con la que suben los diseñadores locales. “En 2015 algunas marcas empezaron a dirigirse a ese mercado y desde entonces la industria ha crecido mucho. Hay mucha demanda latente”, explicó a Efe la profesora de Estudios Culturales en el College of Fashion de Londres y asesora de la exposición, Reina Lewis. La profesora, que ha dedicado su última década académica al estudio de la moda en los países musulmanes, aseguró que durante este tiempo la misma queja se repetía una y otra vez entre los consumidores: “la industria del diseño les ignoraba”.
Según Lewis, las marcas que quieran adentrarse en la moda recatada, lo primero que tienen que hacer es entender la diversidad de la clienta musulmana, reflejada fundamentalmente en distintas preferencias sobre qué partes del cuerpo cubrir y cómo cubrirlas. La profesora usó como ejemplo el “hiyab” para cubrirse la cabeza, que en Malasia normalmente es una sola pieza que lo tapa todo menos la cara, mientras que las mujeres afroamericanas musulmanas acostumbran a llevar algo más similar a un turbante, que no les cubre las orejas ni el cuello.
“Además, como en cualquier otro grupo humano, elementos de la personalidad: entre las musulmanas hay a quienes les gusta vestir gótico, mod, casual’, etc.”, indicó la experta en estudios culturales. l