En 1907, unos 8.000 andaluces abandonaron su tierra ante una oferta de trabajo para recolectar caña de azúcar en Hawai, un lugar desconocido al que viajaron en busca de una oportunidad, y estas raíces familiares fueron investigadas para unir a sus descendientes en un documental.
El artífice de este documental es Miguel Alba, investigador interesado en la historia que, al llegar al núcleo de Benagalbón en Rincón de la Victoria (Málaga), descubrió el episodio de emigración de miles de personas del municipio debido a un contexto social difícil, suceso que indagó y que ahora será tratado en formato audiovisual. Alba señala que, gracias a una visita al museo de artes populares del pueblo, encontró el boletín en el que se patrocinaba un viaje a Hawai para recolectar caña de azúcar, donde se ofrecían buenas condiciones económicas, un hilo que sirvió de guía para “conocer esta historia hasta ahora desconocida a través del testimonio oral de los vecinos”. Por el interés que tiene, un productor decidió realizar junto a Alba un documental titulado “Hawai o miseria”, grabado entre la isla, California y Málaga donde pudieron reunir a los descendientes de estos españoles con sus raíces andaluzas, un recuerdo que estas generaciones guardan con gran cariño dedicando “un rinconcito español” en sus hogares. “Conocía la emigración a Chile o Argentina, pero al conocer el caso de Hawai quedé impresionado”, reconoció Alba, que comenzó entonces una nueva investigación a través de redes sociales y de los testimonios vecinales, que decían tener primos en California pero que desconocían su origen de la primera generación que emigró.
Las promesas del boletín “no eran del todo ciertas” ya que en Hawai les esperaban trabajos duros como “trabajar en la zafra con mucha lluvia, con los volcanes y el problema del idioma”, por lo que muchos emigrados decidieron irse al sitio más cercano, San Francisco, dónde “había unas huertas impresionantes y con un clima parecido a Andalucía”.
Alba calcula que el 90% de estos emigrados se instalaron en California hasta la actualidad. Una de las descendientes es Clotilde Bonilla, conocida como “La Chata”, cuya tía abuela viajó con su familia a Hawai por “la situación difícil que se vivía en el pueblo, no tenían nada”, una historia que conoció gracias al testimonio de su abuela y su madre, que entonces contaba con siete años. Bonilla indicó que había “pobres y pobres y ellos eran de los más pobres” del pueblo, por lo que cogieron las maletas preguntándose “qué sería de ellos al irse tan lejos”. “A mi abuela le hubiera gustado que estuvieran aquí, pero una vez instalados, cuando ya estaban trabajando, estaban más contentos”, dijo Bonilla, “muy orgullosa” de sus familiares en Estados Unidos. l