La fraga de Menáncaro, en Serantes, continúa amenazada hasta que se tomen medidas para su protección de forma contundente. En esto coinciden tanto entidades ecologistas como grupos políticos como el BNG y también el gobierno municipal, aunque desde hace más de una década se demandan medidas clarificadoras, ninguna corporación ha podido poner freno de forma definitiva a talas que han ido produciéndose.
El corte de árboles en una parcela de la carballeira el pasado miércoles puso de nuevo de manifiesto la amenaza de esta fraga de especies autóctonas en la que conviven robles y pinos con eucaliptos que han ido invadiendo los bosques. Aunque la Policía Local paralizó la actuación de forma cautelar, el daño ya se había consumado en una superficie de unos tres ferrados.
La tala fue calificada por el regidor municipal, Jorge Suárez, como de “ilegal” y se recordó que esta zona está protegida por el Plan de Ordenación Litoral. Desde el área de Medio Ambiente está previsto analizar la situación para ver si existen posibles responsabilidades por parte de la empresa ejecutora. Suárez aseguró que “tomaremos medidas de protección no noso patrimonio natural e estudaremos as posibles responsabilidades da tala”.
En la misma línea, la concejala de Urbanismo recordó que aunque la fraga no estaba protegida en el Plan Xeral de Ordenación Municipal del año 2000, sí le afecta posteriormente el Plan de Ordenación del Litoral –POL–, donde figura como parte de un corredor paisajístico.
De todos modos, indicó la edil, el PXOM nuevo, ya que el vigente está en revisión, prevé su protección específica.
Esa protección es la que demandan entidades ecologistas como Adega o Verdegaia que piden que se considere suelo no urbanizable y se lleve a cabo alguna modificación puntual de forma urgente del PXOM antes de que vea la luz el definitivo. Incluso abogan por la creación de una figura específica de protección, considerando que puede haber distintas fórmulas, siempre que haya voluntad política.
Aunque el regidor calificó la tala de “ilegal”, parece que el corte de árboles contaba con el permiso pertinente, si bien podría tratarse de un permiso para limpieza de la parcela o podas de cara a evitar posibles incendios, que no tendrían que haber acabado con estas especies autóctonas.
Desde que se paralizó el proyecto de sectorización que impidió la construcción de una urbanización de chalés en Menáncaro, han sido muchos los anuncios y propósitos de modificar el PXOM para recoger la protección de una de las pocas fragas que se conservan en el municipio. Aunque se suspendieron licencias y se trazó un corredor verde que discurre paralelo al río da Sardiña, el robledal de Menáncaro continúa a merced de las máquinas y de la venta de madera.