Suso Basterrechea se reencuentra con el público tras un lustro

Suso Basterrechea se reencuentra con el público tras un lustro
El autor, ayer en el bajo de la calle Real que acoge la muestra | Jorge meis

De su admirado Joseph Beuys toma prestado Suso Basterrechea, aunque en una versión tan libre como contradictoria, uno de sus aforismos más definitorios: “La rivoluzione siamo noi”. “Eu púxenlle o non diante”, explica, “algo que considerei acaído tralas últimas eleccións”. 

Fue precisamente la intensa vida política –como concejal de Cultura en el mandato anterior– la que apartó a Basterrechea de la actividad expositiva, que ahora, y hasta el próximo viernes, retoma con una muestra de seis piezas que puede verse, en horario de ocho a diez de la noche, en el bajo del número 120 de la céntrica calle Real. 

Han pasado ya casi seis años desde la última exposición del artista y profesor ferrolano. Fue en la Feria Estampa, en Matadero –Madrid–, donde Basterrechea aparcó temporalmente su veta artística. “Foi unha experiencia extraordinaria”, apunta; de hecho, en aquella ocasión recibió el premio al mejor stand de dibujo. Su trabajo en el área de Cultura del Concello de Ferrol y el cierre de la galería, también madrileña, que mostraba su obra cortaron esa vía. 

Ahora, un año después de su salida del gobierno local, Basterrechea recupera su labor artística, al menos la pública. “Concíboa, como fixen sempre, como unha aprendizaxe, como un tránsito cara a unha nova etapa”. Las seis piezas –todas ellas con sus componentes menores que refuerzan el sentido global de cada una– inciden en esa filosofía transitiva: “Non é doado pasar dunha etapa a outra”, señala, aunque en este caso juega a su favor su profesión. “Como profesor de bacharelato de Artes estou en contacto con moitos e moi talentosos artistas, que teñen unha visión máis moderna e inquieta ca min; aprendo moito deles e iso é o que intento reflectir nesta exposición”.
Junto al oficio, la filosofía vital del autor, que insiste en que, si bien en esta propuesta conviven formas e ideas ya exploradas con otros enfoques más novedosos, “o camiño no mundo da arte non pode ser sempre o mesmo; é moi aburrido tanto para o autor como tamén para o público, que quere ver cousas novas, que o sorprendan”. 

“Collage vital” 
Las piezas –dibujos, escultura, etc.– reflejan el estado de ánimo, aquí y ahora, de Basterrechea. Lo explica así: “A min cústame moito centrarme nun aspecto en concreto, polo que o enfoco máis como unha especie de collage vital –desde o cultural e o social, pasando polo político– para expresar formas do discurso que case nunca teñen un único sentido e interpretación. A arte non pode ser unidireccional”, sostiene.

Feliz por reencontrarse con el público, Suso Basterrechea anuncia, por lo tanto, acorde con su espíritu inquieto y en ocasiones incluso hiperactivo –“moitas veces contraditorio”, subraya– el advenimiento de una nueva etapa en una trayectoria estética amplia y diversa en la que cualquier elemento es útil para reflejar ese complejo mundo interior.

Es por ello que la elección de Beuys como gancho no puede ser casual. Al genio alemán se le debe no solo la frase interpretada a su manera por Basterrechea, sino también otra que ha pasado a la posteridad y que ha servido de referencia y acicate a las generaciones que lo siguieron: “Todo ser humano es un artista” y, en consecuencia, todas sus acciones son obras de arte. Un discurso revolucionario que Basterrechea retoma en un contexto, lamenta, ciertamente involutivo.

Suso Basterrechea se reencuentra con el público tras un lustro

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