El barrio de Canido vivió ayer otra de las jornadas que se está convirtiendo ya en una tradición, el mercadillo Mercalegre, que, desde que el artista local Eduardo Hermida puso en marcha hace dos años va ya por su cuarta edición.
Aunque con menor número de expositores que en otras ediciones, en torno a unos 25, la calle Alegre respondió a las expectativas de su nombre, con una jornada de buen tiempo y afluencia de público, que bien por adquirir algún producto o bien por echar al menos un vistazo recorrió la zona en un evento que, como ya viene siendo habitual en buena parte de las actividades de Canido, tiene el arte como ingrediente principal.
El Mercalegre se llenó de puestos de venta de todo tipo de objetos de colección, cuadros y láminas, fotografías, antigüedades, y todo lo vinculado con la pintura, desde obras hasta los útiles necesarios de pintura.
Como explicó su promotor, Eduardo Hermida, “aunque hubo menor número de puestos de venta, se vendió muy bien y hubo muy buen ambiente”.
El Mercalegre tiene carácter ocasional y esta era la primera vez que se celebraba en verano. Navidades, primavera y en septiembre, con las Meninas, son sus fechas más emblemáticas.
La jornada de mercado concluyó con música. Así, para completar la mañana, el Cruceiro acogió la actuación de “De Carajillos” que animaron la sesión en vermú en torno a las terrazas de los establecimientos de hostelería .
Para quienes no tuvieron suficiente pudieron disfrutar de otra actividad vinculada a la cultura. En esta ocasión, fue el colmado Artesa el establecimiento que acogió una representación teatral “Fragmentos entre guerra y pub”, a cargo de la compañía peninsular La Sombra del oso.