El pasado 25 de julio se cumplieron tres meses del brutal crimen que acabó con la vida de Marta Sequeiro, la camarera de 43 años del bar Bonky –en Telleiras–, que, según el informe provisional de la autopsia, recibió 64 puñaladas de su agresor, presuntamente Víctor Timiraos, el único detenido por este asesinato.
“¿Cómo se pudo enseñar así con ella? No podemos entender cómo alguien puede hacer algo así. Es un acto de crueldad tan terrible que no cabe en la cabeza de nadie”. Yolanda, una de sus hermanas, apenas puede terminar de lamentarse sin que se le apague la voz. “Aún nos queda mucho por pasar”, comenta Silvia, su otra hermana.
Y es que el caso se encuentra en plena fase de instrucción, un proceso que ambas han querido seguir muy de cerca para conocer de primera mano qué sucedió aquella noche en la que les arrebataron a Marta. Por el camino –aseguran– se están topando con lagunas “incomprensibles” que les dificultan enormemente su lucha diaria.
Relatan, con tanta impotencia como asombro, que han tenido que recurrir ante la Audiencia Provincial para que los mensajes que Marta envío a su hermana pocas horas antes de ser asesinada sean incluidos en la instrucción. En ellos –a las 23.00 horas– la camarera se queja de que Víctor Timiraos está fumando dentro del bar y, aunque le ha reprendido por ello varias veces y le ha invitado a irse, éste no tiene intención de hacerlo. “Dice que no le da la gana”, comentaba Marta a su hermana Silvia a través del Whatsapp.
El juez encargado de esta fase había delimitado las pruebas a las obtenidas a partir de esa medianoche y por lo tanto esta –un mensaje que denotaba una actitud desafiante por parte del presunto agresor hacia la víctima– no había sido tenida en cuenta.
Sí consta desde un primer momento el último mensaje que escribió Marta a un amigo, en torno a las 4:58 de la madrugada y que decía: “se acaba de ir”, en alusión al ahora detenido. Los investigadores fijan la hora del asesinato unos minutos más tarde, entre las 05.00 y las 05.30 horas. “Volvió a por ella”, apuntan las hermanas.
“¡Y lo de las llamadas!”, recuerda Silvia. Se refiere a las dos llamadas que el ahora detenido hizo a su exmujer justo después del crimen. Ambos (Víctor Timiraos y su expareja) reconocieron en comisaría haber mantenido una conversación telefónica poco después de las 5:30 horas en la que él le pedía que le lavase unas prendas de ropa. “Acabo de liar una muy gorda”, fue todo lo que dijo.
Sin embargo, esta mujer, la primera persona con la que contactó y con la que se vio personalmente el presunto asesino, no ha sido llamada a declarar en sede judicial –explican Silvia y Yolanda Sequeiro– y, por lo tanto, su testimonio podría no llegar a aparecer en el juicio. Esto, revelan, también ha sido recurrido ante la Audiencia provincial.
un acto consciente
Este proceder, intentando ocultar sus pruebas, da buena cuenta, insiste Silvia, de que “sabía lo que hacía”. “Una persona que sufre un proceso de enajenación no se toma la molestia de apagar las luces, bajar la reja, lavar la ropa... además, se fue del bar y volvió a por ella, le dio tiempo a pensarlo, ¡no fue un arrebato!”, abundaba ayer su otra hermana, Yolanda. Es por ello que la parte letrada de la acusación pedirá que se le acuse de un delito de asesinato con ensañamiento y alevosía.
Temen que la defensa de Víctor Timiraos juegue esa baza, la del tipo bebido, drogado o con algún problema mental. No en vano, aunque la misma mañana del crimen, ante la policía, sí reconoció haber estado en el bar, no lo hizo así en el momento de su declaración judicial. “Es más, la segunda vez que lo llevaron al juzgado se negó a declarar”.
las pruebas de adn
Ante la falta de una confesión por parte del detenido y a pesar de la multitud de indicios que apuntan directamente a Víctor Timiraos, la familia espera que la presencia de restos biológicos del presunto asesino en el cuerpo de Marta acaben por determinar la autoría del crimen.
“Sabemos que nuestra hermana intentó defenderse y que incluso le provocó algún corte, así que confiamos en que encuentren algo para relacionarlo directamente con el asesinato”.
Otro de los documentos que falta por incluir en la instrucción del caso es el informe definitivo de la autopsia, que todavía no ha sido remitido a las partes. El provisional ha revelado los datos más dramáticos del caso. “Le dio 64 puñaladas y murió desangrada después de estar muchos minutos agonizando”, contaba ayer su hermana Yolanda.
Aunque no se ha llegado a determinar con exactitud el momento de este shock hipovolémico, se estima que no fue mucho antes de que la dueña del bar Bonky se topase con la violenta escena a primera hora de la mañana, pasadas las 7.15 horas.
A falta de estos dos documentos de vital importancia, de momento, la instrucción del caso apenas cuenta con algo más que el atestado policial y es por eso que demandan una mayor diligencia durante esta fase para que el jurado popular pueda contar con los elementos de juicio necesarios.
Silvia y Yolanda Sequeiro confiesan que hay días en los que solo quieren encerrarse a llorar en una habitación y admiten que sacan fuerzas para seguir llevando ellas solas el peso de este proceso por su sobrino, el hijo de 12 años de Marta.