Los calamares gigantes hace ya algunos años que dejaron de ser míticos monstruos marinos protagonistas de terribles historias de navegación. Sin embargo, continúan siendo uno de los animales más enigmáticos que viven en las profundidades marinas. Se sabía de su existencia y desde hace unos veinte años comenzaron a mostrarse en algunos museos pero su forma de vida y de comportamiento es todavía un misterio porque nunca se habían visto en su propio hábitat hasta ahora.
A la espera de que se emita íntegramente la primera filmación de un ejemplar vivo, realizada por un equipo del Museo Científico Nacional Japonés y el canal Discovery Channel, sin salir de Ferrol se puede aprender mucho de este extraño dinosaurio marino.
La SGHN se hizo con el animal en 2001 tras haber sido hallado en Foz
En 2001 la Sociedade Galega de Historia Natural se hizo con el primer calamar gigante que apareció varado en Galicia –en la ría de Foz–, un ejemplar joven, de unos seis meses, tal y como recuerda el coordinador de mamíferos marinos de la entidad, Juan Ignacio Díaz da Silva, de la especie Architeutis Dux, la misma que fue localizada ahora en las proximidades de la isla de Chichi.
La necropsia fue dirigida por el biólogo Ángel Guerra, del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, que señalaba entonces la dificultad de conocer cómo se aparean o cómo ponen los huevos, ya que no se había conseguido filmar con vida.
Ha habido que esperar once años para que esto sucediese y, entre tanto, han ido apareciendo ejemplares muertos en distintos puntos. Sin embargo, Ferrol sigue siendo la única localidad de toda Galicia que dispone de un ejemplar de kraken, frente a los muchos de los que sí tienen en el Museo del Calamar Gigante de Luarca.
El ejemplar que expone la SGHN mide 8,30 metros de longitud (es el animal con mayor tasa de crecimiento al día), con un cuerpo de más de metro y medio y unos 90 kilos de se encuentra en una urna de tres metros de longitud.
Se trata de un ejemplar joven y de la especie Architeutis Dux, como el nipón
El kraken ferrolano se encontró flotando a la deriva en San Cosme de Barreiros y, recuerda Juan Ignacio Díaz da Silva, estuvo un mes congelado en la estación de biología marina de A Graña, que aún no había comenzado a funcionar.
Se conservó en alcohol de 70 grados, tras habérsele aplicado un líquido conservante. A finales de 2011 se renovó el alcohol –unos 300 litros– cuando el ejemplar fue trasladado de la antigua sede al nuevo edificio del museo, en la conocida como Casa del Coronel.
El traslado ocupó varias horas y hubo que improvisar una operación manual hasta la sala de exposiciones, por un fallo de la grúa que iba a izarlo desde el exterior.
Ahora, se encuentra perfectamente ubicado en la sala de exposiciones, con paneles explicativos que atraen al visitante porque, como asegura Díaz da Silva, “el calamar gigante sigue siendo la especie más emblemática del museo”.
Juan Ignacio Díaz da Silva hace coincidir la fecha de aparición del calamar gigante con el despegue del museo, que se dio a conocer entonces a nivel gallego y nacional. Tomó el nombre de Museo da Natureza y contó con una muestra fija cuando hasta entonces se caracterizaba por la realización de exposiciones temporales.
Ahora tiene museo propio y nuevo, aunque carencias como el pintado, el ascensor o la presencia de humedades hacen que no brille tanto como debiera por la calidad de sus contenidos. El museo de la Sociedade Galega de Historia Natural abre al público en horario de mañana y tarde para grupos y particulares.