Portobelo es uno de los lugares con más historia de Panamá y también uno de los más abandonados. Fue tierra de piratas y conquistadores y lleva años sumido en el olvido, aunque el anuncio de un millonario plan de restauración le ha devuelto cierta esperanza a sus vecinos.
Enclavado a orillas del mar Caribe en una bahía homónima y custodiado por tres fuertes, Portobelo fue uno de los puertos americanos más importantes durante la época colonial, por el que pasaron la mayoría de las riquezas que España embarcó hacia Europa procedentes de la conquista de América.
“En esta bahía tuvo lugar la primera batalla entre las tropas inglesas y españolas (1739) que ganó el famoso oficial Vernon. Portobelo Road, la calle de Londres, se llama así por esta contienda”, afirmó Lourdes Gutiérrez, coordinadora de una fundación que busca visibilizar la riqueza cultural del pueblo. “En estas aguas también descansan los restos del pirata Drake y los ingleses vienen cada cierto a tiempo a intentar recuperarlos. Aquí hay galeones hundidos y los cangrejos siguen sacando monedas”, agregó.
Ese pasado esplendoroso y efervescente contrasta con la desolación actual. Los perros callejeros se despiojan en la plaza, los niños juegan entre las montañas de basura y las tuberías vacían sus aguas negras en las calles, mientras veleros abandonados se hunden en la bahía y la exuberante selva se come los fuertes.
De hecho, las fortificaciones coloniales fueron incluidas en 2012 en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El plan que ha hecho que los vecinos de Portobelo empiecen a ver algo de luz al final del túnel es un préstamo de 91,2 millones de euros aprobado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la conservación del patrimonio cultural y natural de Panamá. Su arquitecto explicó que parte de esos fondos se usarán para restaurar los fuertes, lo que “potenciará” el turismo nacional y extranjero y atraerá inversión.