El proyecto de rehabilitación del entorno del faro de Estaca de Bares, obra del arquitecto coruñés Carlos Seoane y promovido por Turgalicia, fue seleccionado para formar parte de la exposición Public Architectura, Future os Europe que se inauguró el pasado 30 de enero en el Museo Schusev, en Moscú. La iniciativa fue seleccionada junto a otros 40 proyectos de toda Europa relacionados con los espacios públicos y la sostenibilidad y podrá verse hasta el próximo 10 de mayo en esta instalación.

La obra, que ya participó en la XI Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo de Asunción, en Paraguay, el pasado año, consistió en la recuperación de una plataforma de aparcamiento que, además generó un espacio desde el que poder contemplar el paisaje. 

El proyecto permitió además mejorar el acceso al faro y su entorno gracias a una senda y al derrumbe de una prominente torre de señales acústicas que, en el pasado sirvió para guiar a los barcos en los días de niebla pero que ya no se utilizaba.

La intervención se situó en la parcela que en la década de los 80 albergó el primer parque eólico de Galicia –sería desmantelado en los 90– y que en los últimos años se empleaba como aparcamiento improvisado. El proyecto permitió así ordenar el estacionamiento en la zona y en los bordes se construyó un banco corrido desde el que se puede contemplar un entorno único.

Investigación
Sin embargo, en los últimos días la Fiscalía de Medio Ambiente de Galicia admitió a trámite parcialmente las denuncias presentadas el pasado otoño por la Sociedad Galega de Historia Natural que sostiene que las actuaciones, desarrolladas en Zona de Especial Conservación (ZEC) no fueron sometidas a la pertinente evaluación de impacto ambiental. 

Así, se abrieron diligencias de investigación por el desbroce mecanizado de unos 30.000 metros cuadrados de hábitats de interés comunitario, la construcción del mirador y el aparcamiento secundario por desarrollarse en zona ZEC, el impacto sobre el humedal existente entre el recinto y el observatorio ornitológico, así como “la degradación” que supuso en el entorno el final de la decimosegunda etapa de la Vuelta Ciclista en septiembre de 2018.