El inicio del mes de noviembre sin que haya llovido prácticamente nada desde que concluyó el verano ha dejado el embalse de As Forcadas con un nivel al que no se está acostumbrado, un 58% según los últimos datos, muy por debajo del 77% que contenía hace solo dos meses o del más del 91% de capacidad que se registrada el año pasado por las mismas fechas.
La situación no es única de esta comarca y de hecho es casi de las mejores, pero no deja de ser curiosa la vista de la presa con un nivel tan bajo, que deja ver hasta las raíces de árboles y restos de edificaciones que con la cantidad de agua habitual quedan sumergidas.
El volúmen actual es el más bajo de la última década, ya que en 2011 –73%– alcanzaba el nivel mínimo desde 2006 –64%–. Unas cifras que ahora parecen casi irrisorias frente al menos del 60% actual.
Los datos registrados por Augas de Galicia señalan un pico de nivel de agua bajo en 2006 y desde entonces hasta 2011 la presa no había descendido nunca del 84%. Aunque en 2013 alcanzó el 80%, a lo largo de estos últimos años se ha mantenido en esas cifras, sin bajar tanto como hasta ahora.
De todos modos, históricamente la presa de As Forcadas nunca ha tenido problemas reales de capacidad, tampoco ahora pese a las sequías que sí han tenido algunas repercusiones en concellos de la comarca –restricciones en verano en Cabanas o poca presión en algunos municipios–.
Sequía del 88
De este modo, cuando los embalses de la demarcación Hidrográfica de Galicia Costa –administrados por Augas de Galicia– dedicados al abastecimiento se encuentran en torno al 48,85%, el de As Forcadas supera la mitad de su ocupación.
Desde que se construyó el embalse de As Forcadas, únicamente en 1988 se dieron limitaciones al consumo. La sequía y las fugas en el suministro solo garantizaban unas horas de agua al día.
En esas fechas fue cuando se construyó un bombeo de emergencias desde el río Xuvia, aunque finalmente no fue preciso su utilización.