Vivimos tiempos en los que la política adolece de frivolidad y de cinismo al mismo tiempo. En ése registro acabamos de asistir a un hecho llamativo. Ocho comunidades, en algunas no hay lobos, con el apoyo del Ministerio de Transición Ecológica han sacado adelante una propuesta que, al incluir las poblaciones de lobos en el Listado de Especies en Régimen de Especial Protección, abre la puerta a prohibir la caza de este depredador en territorios en los que ahora está permitida, caso de los situados al norte del río Duero.
Ya se sabe que cuando algo cae en manos de una comisión y hay política de por medio, lo aconsejable es ponerse en lo peor . En este caso se trata de la Comisión Estatal de Patrimonio Natural. Votaron a favor de dejar que el lobo sea declarado especie no cinegética representantes de territorios como Baleares, Canarias o Melilla donde nunca hubo lobos y en consecuencia sus habitantes carecen de memoria de las actividades depredadoras de éstos animales.
Los representantes de Castilla y León, Cantabria, Galicia, Asturias, Madrid, Murcia, Andalucía y el País Vasco, tierras en las que el lobo causa destrozos atacando a ovejas ,cabras y otros animales domésticos, votaron en contra de una propuesta que abre el camino a prohibir la caza controlada de este animal salvaje cuya población se estima en alrededor dos mil quinientos ejemplares repartidos en unas trescientas manadas y cuya osadía va en aumento y en ocasiones les lleva a atacar a sus víctimas aun estando estabuladas en cuadras o apriscos.
Ante el silencio del ministro de Agricultura otro Ministerio, en este caso el de Transición Ecológica, más cerca de las asociaciones ecologistas que de los ganaderos apoya la medida. Medida que de convertirse en ley sentenciará a las familias que viven de la cría de ganado a vivir en perpetua zozobra ante las acometidas de los lobos.
Quienes sufren al lobo aceptan que esta especie disponga de una protección regulada como ocurre hasta ahora que se permite la caza pero bajo control, hay que atenerse a un cupo. Lo paradójico de este asunto es que quienes quieren proteger al lobo depredador pasan de puntillas sobre las consecuencias de sus ataques a los animales de cría que son la base de buena parte de la alimentación de la población española. El lobo visto en la pantalla oculta lo que hace el lobo cuando se apagan los focos de la televisión.