fue a primeros de octubre hace ya 40 años cuando España dio el paso de legalizar el uso anticonceptivo de la píldora, que permitió a las mujeres ejercer libremente su sexualidad y separarla de la reproducción, pese a que fue “demonizada” desde distintos sectores.
La modificación, en octubre de 1978, del artículo 416 del Código Penal, que prohibía la prescripción, venta y publicidad de cualquier método anticonceptivo supuso un “paso importantísimo en la liberación de la sexualidad de la sociedad”, según recuerdan a Efe expertos en anticoncepción y ginecología. 1978 fue un “año tremendo de grandes cambios en el proceso democrático de España” por la cantidad de acontecimientos que se produjeron, entre los que la legalización de la píldora “no fue uno menor” porque permitió “separar de manera efectiva y legalmente reconocida” el derecho al placer de la reproducción. Así lo recuerda el portavoz de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), Modesto Rey Novoa, que, no obstante, explica que en ese año, unos ocho millones de mujeres ya tomaban la píldora, que les era prescrita bajo el argumento de diferentes dolencias ginecológicas. “Era la manera de acceder a ella mediante este subterfugio”, subraya Rey Novoa.
También la ginecóloga de la Unidad de Endometriosis del Hospital Universitario de La Paz (Madrid), Ana López, considera que la legalización de “este método fiable y seguro” permitió “ejercer libremente la sexualidad de manera separada de la reproducción”, con lo que “la maternidad se convirtió en una decisión” y no en algo que “llega en la vida de la mujer”.
La legalización del uso de los anticonceptivos hormonales en España no estuvo exenta de polémica y desde varios sectores tanto políticos como ideológicos “encabezados por la Iglesia”, la píldora fue, a juicio de Rey Novoa, “tremendamente demonizada”. “Pero incluso desde el ámbito de la ciencia y la medicina, profundamente sesgada, las hormonas sexuales han sido tremendamente demonizadas por los efectos secundarios”, abunda el portavoz de la SEC. l