Los de Vox han entrado fuerte en el panorama político catalán. Y se han venido tan arriba que se han pensado que lo de los permisos no va con ellos. Sus once escaños en el Parlament se merecían una celebración por su parte, sin duda, pero lo de hacerla en forma de concentración prohibida delante de su sede igual no era la mejor opción. Es lo que tiene el ímpetu. Consecuencias, como que le levanten un acta al partido por incumplir las medidas sanitarias contra el coronavirus. Hablaban de desalojar a los independentistas de la cámara y por poco no acaban ellos con la fiesta desmantelada.