Se ve que no se es igual de valiente cuando se escriben letras incendiarias que provocan condenas por enaltecimiento del terrorismo que cuando le llega a uno el turno de cumplir esa condena. Así que Pablo Hasel, ese rapero que va de mártir, se ha encerrado en la Universidad de Lleida para retrasar su ingreso en prisión. Mucho mejor eso que quedarse en su casa, como anunció en un primer momento que haría, donde las cámaras tendrían más difícil conseguir las imágenes de la Policía deteniéndole que parece buscar. Igual tiene más futuro en el marketing.