El horrible murallón de cierre del Arsenal Militar, más de lo mismo

Durante la segunda mitad del siglo XVIII, el Arsenal de Ferrol se cerró con una muralla de piedra y un foso alimentado por agua del mar, extendidos desde el puerto de Curuxeiras hasta el Astillero de Esteiro. 

Cegado el foso por razones de salubridad, la muralla del Arsenal, de siete metros de altura, se extiende a lo largo de escasos mil metros entre las Puertas del Dique y del Parque, separando un Arsenal y una ciudad que nacieron juntos en la Ilustración. 

Finalizando el siglo XIX, al construirse el nuevo dique de San Julián, se derribó el tramo de muralla comprendido entre la puerta del Dique y la zona frente a la Pescadería, sustituida por una nueva muralla, construida ocupando terrenos pertenecientes a la ciudad y destruyendo parte de la Alameda. 

Esta parte de la muralla, que no es original del siglo XVIII, debería ser sustituida por un transparente enrejado metálico, dotado de apropiadas medidas de seguridad, similar al levantado por la Empresa Navantia en la zona de la plaza de las Angustias. 

De esta forma, quedaría a la vista y se pondría en valor el monumental Dique de la Campana. 

Posteriormente habría que recuperar el Puerto Chico del Arsenal Militar, singular dársena del siglo XVIII, hoy afeada por varias construcciones posteriores, de nulo interés estético, que, caso de derribar la muralla, mostrarían su parte trasera por construirse dando frente al mar. 

Después de la pobre recuperación de parte del foso lateral de la Puerta del Parque, sería deseable una seria rehabilitación del jardín y puerta de entrada de la Sala de Armas, noble edificio que la Armada debería destinar a usos acordes con su categoría.

El problema de la muralla de cierre del Arsenal Militar debe enmarcarse dentro del aislamiento global de la amplia fachada marítima extendida entre las ensenadas de A Malata y Caranza. Una solución que debe tener en cuenta los actuales cierres de las instalaciones de la Empresa Navantia y de la Autoridad Portuaria, que aíslan a la ciudad de Ferrol de las aguas de la ría. 

Es hora de que la corporación municipal, Defensa, Autoridad Portuaria y empresa Navantia, actúen conjuntamente en los temas del Patrimonio Histórico de Ferrol. 

Se debe conseguir que la ciudad naval del siglo XVIII deje de ser una ciudad simplemente costera, para convertirse en una auténtica ciudad marítima. Una solución global del problema exige un estudio cuidadoso de un lugar tan sensible y frágil como la fachada marítima, que debe abrirse al uso ciudadano en una armoniosa conexión entre la ciudad y la mar.

La muralla, el “murallón” para los ferrolanos, constituye una antiestética barrera que aísla a Ferrol de las aguas de la ría, significando un innegable baldón en la petición de Patrimonio de la Humanidad, hasta ahora gestionada de modo tan errático por los diferentes Concellos ferrolanos. 

Post Scriptum. Estos días se lee en la prensa que la Xunta de Galicia impulsará la candidatura de Ferrol a Patrimonio de la Humanidad. El gobierno gallego ha venido apoyando a la Torre de Hércules de A Coruña, la Muralla romana de Lugo y la Ribeira Sacra de Ourense en este tema, olvidando y maltratando siempre a Ferrol de la Ilustración. Poca gente podrá creer ahora esta variación de criterio de la Xunta de Galicia. 

No hablemos del desprecio del Gobierno Central, los impresentables políticos de Madrid. En una nueva muestra de su miseria y de su olvido de Galicia, han dejado sin efecto la ayuda solicitada para el castillo de San Felipe. De esta manera sigue la cuesta abajo de la histórica fortaleza de la ría de Ferrol. 

jburgoa@hotmail.com

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